La norma entrará en vigor el próximo 1 de septiembre y busca promover soluciones a los problemas de derretimiento acelerado de los glaciares y el permafrost de la zona, y a otros impactos del cambio climático allí.
Llama a implementar medidas para restaurar los ecosistemas, aplicar un mejor control y prevención de riesgos, y aumentar la supervisión, especialmente, en las montañas nevadas.
Enfatiza en la necesidad de limitar el accionar humano en la meseta y, con ese fin, prohíbe las actividades de producción y construcción que conlleven a una erosión de los suelos, la minería sin las debidas reglas de conservación y el levantamiento de nuevas hidroeléctricas en los ríos.
Igualmente contempla multas de entre 500 y 10 mil yuanes (entre 72 y mil 440 dólares) para los alpinistas que violen las regulaciones medioambientales mientras escalan el monte Everest, nombrado Qomolangma por China.
Esta es la cuarta ley que el gigante asiático aprueba para salvaguardar las áreas ecológicas de mayor relevancia en su geografía. Antes dio luz verde a herramientas similares para la protección de los ríos Yangtzé y Amarillo, y los suelos negros.
La meseta Qinghai-Tíbet es también denominada “el techo del mundo”, se extiende por un área de más de 2,5 millones de kilómetros cuadrados y es la más alta del planeta con una altitud promedio de cuatro mil 500 metros sobre el nivel del mar.
Allí nacen los ríos Yangtzé, Amarillo y Mekong que benefician a casi tres mil millones de personas en Asia, y además se le considera el “regulador” del cambio climático en el continente y en el hemisferio norte, por lo que su conservación ecológica es extremadamente importante.
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