El Supremo Tribunal Federal (STF) analizará la legalidad de la indulgencia otorgada por Bolsonaro a Silveira el 21 de abril de 2022, un día después de que fuera condenado a ocho años y nueve meses de prisión por estimular ataques a instituciones como el juzgado superior.
La gracia fue anunciada por el exmilitar durante una transmisión en redes sociales.
En aquella ocasión, el STF sancionó por nueve votos a dos a Silveira por los delitos de tentativa de impedir el libre ejercicio de los poderes y coacción en el curso del proceso.
Con la decisión, también se ordenó que perdiera su mandato y suspendiera sus derechos políticos una vez finalizado el proceso de apelación, sanciones que lo convirtieron en inelegible temporalmente.
Silveira, uno de los referentes de los grupos que apoyan al excapitán del Ejército, fue absuelto del cargo de incitación a las Fuerzas Armadas contra las instituciones por la llamada Ley de Seguridad Nacional, vigente desde 1983 y derogada en 2021.
El Supremo juzgó la acción penal abierta en abril del 2021 contra el legislador, quien se convirtió en acusado y comenzó a responder al proceso penal por la acusación de incitar a la invasión de la corte y sugerir la agresión física a los ministros.
Los hechos ocurrieron en 2020 y 2021, a través de las redes sociales. Silveira fue arrestado por esta conducta, pero posteriormente fue puesto en libertad.
El entonces congresista fue detenido el 16 de febrero de 2021 por orden de Alexandre de Moraes, del STF, después de que publicara un video con maldiciones, acusaciones y amenazas contra miembros del Supremo.
Según De Moraes, las manifestaciones por redes sociales, «se revelan gravísimas, pues no solo atacan la honorabilidad y constituyen amenaza ilegal a la seguridad de los magistrados del Supremo Tribunal Federal, sino que también se revisten de clara intención de impedir el ejercicio de la judicatura».
En el audiovisual, Silveira también defendió la dictadura militar (1964-1985) y comentó que los magistrados del tribunal superior merecían una paliza. «No tienen carácter, escrúpulos ni moral», apuntó.
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