Un comunicado de la cancillería local, reafirmó la disposición del Gobierno de Alejandro Giammattei de colaborar con Washington mediante «la implementación de oficinas localizadas e identificadas de común acuerdo con el fin de tramitar para connacionales procesos de reunificación familiar, refugio y asilo, así como visas temporales de trabajo».
De acuerdo con el texto oficial, la medida forma parte de las nuevas acciones para reducir el flujo migratorio hacia la frontera estadounidense con México a partir del 11 de mayo, cuando se suspenda el Título 42, norma que permite expulsar a migrantes de manera inmediata.
Los centros regionales de procesamiento serán administrados junto con organizaciones internacionales, en donde se tiene previsto que únicamente guatemaltecos sean atendidos por expertos que evaluarán si pueden acceder a los programas disponibles para los migrantes, puntualizó el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex).
«Cabe resaltar que estos lugares no serán espacios de acogida de refugiados, ni albergues», enfatizó la fuente poco después del anuncio del jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken, la víspera.
Con la participación de Guatemala, indica el documento, se reafirma el compromiso del gobierno de Giammattei de «velar por el desarrollo de nuestros connacionales y promover una migración segura, ordenada, regular y circular».
Actualmente, los migrantes guatemaltecos son el soporte de sus familias y también de la estabilidad económica del país a través de las crecientes remesas, un indicador que analistas señalan como muestra del fracaso del modelo actual.
La falta de oportunidades laborales, la violencia y la pobreza y los bajos salarios son algunas de las razones que los obligan a migrar, a pesar de que el camino hacia Estados Unidos puede significar perder la vida.
Recién está fresca la tragedia del 27 de marzo de este año, cuando 19 hombres, en su mayoría jóvenes indígenas, fallecieron por un incendio en un centro de detención de Ciudad Juárez, en México.
Con anterioridad, en febrero, ocho nacionales, la mayoría de Momostenango, Totonicapán, murieron en un accidente de vehículo en Nuevo León, sin contar otras tres grandes tragedias entre 2021 y 2022, pues casi diariamente fallecen personas sin que lleguen a titulares de medios de prensa.
Otro drama significa la deportación, también cada vez más creciente, pues regresan a sus hogares endeudados y al mismo círculo de pobreza y desempleo que los expulsó.
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