Paulo Cannabrava Filho*, colaborador de Prensa Latina
La misma base que lo eligió está fracturada. Partidos que debían estar juntos, como sucedió con el Partido Socialista Brasileiro (PSB) y el Partido Democrático Trabalhista (PDT), se han adherido a un bloque constituido por el presidente de la Cámara, Artur Lira, que con eso acumula mucho poder.
Los partidos PDT (17 diputados), de Carlos Lupi, y PSB (14) de Carlos Siqueira (partidos con dueños) apoyaron el frente que eligió a Lula y ahora están juntos con Artur Lira, presidente de la Cámara, que ha formado un super bloque de 175 diputados. Eso consolida el poder de quien en la legislatura pasada presidió una dictadura de mayoría fisiológica. Integran también el bloque, el Progressistas (PP, 49) de Lira, União Brasil (União, 59) Solidariedade(5), Avante (4) Cidadanía y PSDN ( federados).
Fue una reacción del presidente Lira a la formación de un bloque, el mes pasado, de 142 diputados, formado por el Movimento Democrático Brasileiro (MDB, 42), PSD (42) Republicanos (42), Podemos (12) y Partido Social Cristão (PSC, 4). Fuera de los bloques están el Partido Liberal (PL), partido de Bolsonaro, con 99 diputados y la Federación Brasil de la Esperanza, con 81 (Partido dos Trabalhadores (PT, 68) Partido Comunista do Brasil (PCdoB, 7) y Partido Verde (PV, 6).
Una sociedad divida
En la realidad, toda la sociedad está fracturada, por un intenso y prolongado trabajo de alienación promovido por el neoliberalismo en todo el sistema comunicacional, cultural, educacional. Situación agravada en los últimos seis años (gobiernos Temer y Bolsonaro) por el uso intensivo de técnicas de guerra psicológica.
Como consecuencia, el Estado está también fracturado, impregnado no solo por la presencia de militares en puestos de administración, como por la ideología de caserna que es la de derrotar al enemigo, no la de convivir y dialogar con el divergente, regla fundamental de la democracia.
En las huestes bolsonaristas están los que antes de la captura del poder por los militares en 2018 votaban por Lula y aun por otros partidos que están de vuelta a la racionalidad y abandonan a los execrables.
La oposición está más activa que nunca, y el sector radical perdió el sentido. Radical no es bien el término, pues el comportamiento de los legisladores muestra total falta de decoro, sin el menor respeto a la solemnidad del cargo de representar al pueblo y legislar. Casi todos los días convocan a algún ministro para esclarecimientos en las Comisiones especializadas.
Ministros en la mira opositora
Durante la comparecencia de Flávio Dino, ministro de Justicia, blanco preferencial de los radicales, a la Comisión de Seguridad Pública, el 11 de abril, algunos parlamentarios proporcionaran un espectáculo de malas palabras y preguntas insensatas. Antes, a fines de marzo ya había sido convocado por la Comisión de Constitución y Justicia; La Comisión de Ética hasta ahora ignora esa falta de decoro, que es un motivo para la pérdida del mandato.
En la relación de ministros para ser convocados están Silvio Almeida, Derechos Humanos; Luis Marinho, Trabajo; Renán Filho, Transporte; Camilo Santana, Educación; Nísia Trindade, Salud, y Sonia Guajajara, Pueblos Indígenas.
Los aciertos de Lula
Hay muchos aciertos en la gestión de la Presidencia de la República en esos poco más de 100 primeros días de gobierno. Uno de esos fue la creación del Ministerio de los Pueblos Indígenas. Considerando que habían encontrado tierra arrasada, los avances son muy significativos, concentrados obviamente en las cuestiones de emergencias, como la cuestión indígena, desmonte, salud y educación, reforma fiscal o las relaciones exteriores entre otras.
En Relaciones Exteriores, el protagonismo es de Lula desde antes de la toma de posesión. El mundo lo ve como un líder, entre los abanderados por un nuevo orden. Ha ganado portada de la revista Times. Solamente en Brasil los medios no lo reconocen y no lo respetan.
Involucrarse en un nuevo orden multilateral, fundado en la cooperación y desarrollo, e incitar al abandono del dólar como moneda de referencia, concertar con China, el mayor socio comercial, intercambio con sus monedas nacionales, fueron medidas que lo ponen, sin duda, como un prócer (player, como dicen) en el escenario global.
Buena pregunta hizo el presidente Lula, en la inauguración del banco de los Brics, presidido por la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff: ¿Por qué las transacciones tienen que hacerse en dólar? Respondió que eso se va acabar. De facto, los Estados Unidos han impuesto el dólar después de ocupar Europa al fin de la 2ª guerra mundial, y mantener más de 800 bases militares en el mundo, es decir, impuso la moneda por las armas.
Si el país fuera soberano, con control sobre la producción y exportación, con la economía planificada, esa directriz sería de aplicación inmediata. Como no lo es, va a sufrir resistencia de los sectores del agronegocio y exportación que son estadunidenses o subordinados a sus intereses.
El agronegocio y la minería de exportación están en manos de grandes conglomerados empresariales, cuya patria son las bolsas de valores. Depende de la voluntad de ellos negociar en dólares o yuanes. País sin soberanía es más vulnerable, no tiene el control sobre los centros de decisión, ni sobre la política monetaria y fiscal – ni siquiera logra bajar los intereses.
¿Cómo reaccionarán los militares de estado mayor que integran el Comando Sur de los Estados Unidos? Una de las más violentas contradicciones del actual gobierno es tener las fuerzas armadas y otras instituciones estratégicas sometidas a los Estados Unidos. Para los estadunidenses el abandono del dólar afectará a los ciudadanos. Entonces, se espera que reaccionen.
También ocurre que, en la práctica, la economía está dolarizada. Cierta élite empresarial y estatal raciocina en dólares, acostumbra a pagar y cobrar en dólares. ¿Cómo reaccionarán los mayores exportadores? ¿Cómo reaccionarán Cargill, Shell, Bunge, Louis Dreyfus, Souza Cruz (lease British American Tobacco), la misma Vale y la Petrobras?
En el comercio exterior hay un factor que juega a favor de la propuesta. El agronegocio ha exportado en 2022, US$ 159 mil 100 millones, el 32 por ciento más que en el año anterior y el 47 por ciento del total de las exportaciones. Para China fue el 32 por ciento. Unión Europea el 16 por ciento. Estados Unidos el 6,6 por ciento; siguen en orden de volumen de compra Irán, Japón, Tailandia, Corea del Sur.
Se ve que Estados Unidos pesa poco en la Balanza Comercial y puede ser sustituido, como hizo Rusia en respuesta al bloqueo impuesto por Washington. y OTAN, la conquista de nuevos mercados en el Medio Oriente, en Asia y África, y aun en Europa carente de todo, principalmente energía y comida.
Lula pretende formar una agrupación de países neutros para mediar en la guerra de la OTAN contra Rusia que está acabando con Ucrania, es acertado. No quiere, como no debe, entrar en ninguna guerra. Menos aún en una guerra de la OTAN que más que una tercera guerra mundial se configura como continuación de la segunda.
Haddad acertó, dice el FMI
El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, ha demorado para soltar el denominado “marco fiscal” exigido por los fundamentalistas neoliberales fiscalistas. Pero acertó. No soy quién lo dice, es el propio FMI; El 13 de abril, Nigel Chalk, director adjunto do FMI, “impresionado” con la propuesta de Haddad, dijo que el marco fiscal es consciente de las necesidades brasileras.
Justicia manda interrogar generales
El sector de Justicia también está actuando bien, a pesar de ser uno de los principales blancos de ataque de la oposición, tanto en el área del Ejecutivo- haciendo un infierno de la vida del ministro Flávio Dino, de Justicia-, como en los ataques a la Suprema Corte de Justicia. Extrema estupidez de ciertos elementos bolsonaristas que incomodó nada menos que al diputado pastor Marco Feliciano, fundamentalista neopentecostal, quien llamó la atención de los legisladores por la falta de decoro con que interrogaron el ministro y pidió comportamiento civilizado y ético de la oposición.
La Justicia mandó la Policía Federal, en la Operación Lesa Patria, a investigar e interrogar a 89 oficiales de las fuerzas armadas por involucramiento en los tumultos y atentados a bienes públicos ocurridos el 8 de enero. En verdad, lo que hubo fue una intentona de golpe de estado para impedir la toma de posesión del presidente electo.
Hay que recordar que, durante la campaña de 2018, los generales decían que no admitirían la victoria de Lula; que, en el caso de que ganase, no tomaría posesión del cargo. Era una intención planeada. No fue preciso en 2019, porque ganaron; lo intentaron ahora porque perdieron. Nada ha sido de improviso. Quedó evidente con el comportamiento de los comandantes, tanto de unidades regionales, como el comando general. Entre los investigados están el general Carlos José Russo Assunção Penteado, que fue el segundo en el comando del GS en la gestión anterior, del general Heleno, uno de los jefes de la conspiración; Comando Militar do Planalto, general Gustavo Henrique Dutra de Medeiros; general Carlos Feitosa Rodriguez, de la Secretaría de Seguridad y Coordinación Presidencial, así como del comando general.
El actual comandante del Ejército, general Tomás Miguel Miné Ribeiro dice que inició el proceso de despolitización en los cuarteles. A ver se funciona. Despolitizar es recuperar el papel institucional de la fuerza, volver todos a los cuarteles y obedecer al comandante en jefe, que es el presidente de la República. Despolitizar es desvincularse de los Estados Unidos, factor de desestabilización en todo el mundo.
Aún con relación a la intentona de 8 de enero, Lula ha dado instrucciones para no contratar empresas que participaron de los disturbios; falta, sin embargo, investigar y procesar a los dueños de empresas que han financiado y estimulado a las personas a manifestarse en Brasilia en aquel día, con la intención explícita de impedir la toma de posesión del presidente electo.
Lava Jato costó un Uruguay
El problema es que el Poder Judicial no solo es lento, sino también indulgente con el statu quo liberal, Sin embargo, vamos a apostar a que está entrando en los ejes, tratando de establecer la seguridad jurídica necesaria. Y de esa manera los implicados en los actos anticonstitucionales serán investigados, procesados, juzgados y condenados. De lo contrario esa gente seguirá conspirando y tumultuando el ambiente político, impidiendo que Lula gobierne tranquilo.
Hay mucho caso errado que la Justicia debe arreglar, quizás la más importante sea el Lava Jato, fruto de una conspiración orquestada en Estados Unidos. Un artículo en la revista Carta Capital (12/04/23, páginas 36/37), cita un estudio de la GO Consultoría que constata que el impacto del Lava Jato en el PIB es de orden del 3,4 por ciento, es decir, aproximadamente 190 mil millones de reales, equivalente al PIB de Uruguay. Y todo eso con el pretexto de pretender recuperar 10 mil millones de reales “en el combate a la corrupción”.
Le sigue un texto citando el Departamento Intersindical de Estudios Socio Económico (Dieese) en colaboración con la Central Única de Trabajadores (CUT) en que estiman que la Operación Lava Jato es responsable por la extinción de 4,4 millones de puestos de trabajo. Desempleo de 4,4 millones de trabajadores, gran parte de alta calificación técnica. ¿Cuánto cuesta reponer esa mano de obra especializada?
Gran obstáculo para la consolidación de la democracia, principalmente en las dos últimas décadas, ha sido la inseguridad jurídica. No se puede ignorar que los hechos que han trastornado el ambiente político han transcurrido con connivencia del Poder Judicial. Hechos como la deposición de la presidenta Dilma Rousseff, la Operación Lava Jato y la farsa electoral de 2018, para mantener Lula prisionero, sin culpa formalizada, el candidato que tenía mayor chance de ganar la elección.
Lula todavía está perdiendo la batalla mediática.
Los tiempos son otros, la coyuntura es otra, aún la geopolítica mundial es otra, las instituciones tienden a moldearse a las nuevas circunstancias. Sin embargo, la correlación de fuerzas no cambia mucho. El componente político es por demás conservador, no hay sentimiento patrio, está poco preocupado con la soberanía.
La oposición sigue dictando sus pautas, es decir, dando temas a unos medios que no tienen remedio. Insisten en ser voceros del capital financiero y en defender los intereses de Estados Unidos, entendido como modelo de la civilización occidental y cristiana. Se alinean con el 10 por ciento de la humanidad en decadencia y crisis permanente.
El gobierno de Lula está todavía perdiendo la batalla mediática. ¿Hay forma de invertir ese juego?
Ciertamente la hay. Empieza por no asumir lo que dicta la oposición y enfatizar en las propias pautas. Contraponer la avalancha mediática con el empleo masivo de los presupuestos de comunicación y publicidad en medios propios y de terceros, como los alternativas. Hay que crear un sistema de comunicación que contemple TV, radio y agencia de noticias estatales, y la creación de medios públicos, federales, estaduales y municipales. Regular las radios que actúan al servicio de religiones o mezquinos intereses de grupos. La concesión de ondas de radio o TV tiene que exigir la prestación de servicio público.
Pero no basta. La tarea educativa “desfascistizante” tiene que involucrar a toda la gente de índole democrática. Hay que ser transversal en todas las instituciones del Estado e inducir a las entidades de la sociedad civil a hacer lo mismo. Quiénes se dicen de izquierda tienen doble responsabilidad. Hay que elevar al máximo el esfuerzo en el trabajo de base.
La gente movilizada durante la campaña electoral de 2018 no puede bajar la guardia. Hay que estar movilizada en el cuerpo a cuerpo de llevar la verdad a las masas.
La orden es conquistar los corazones con la verdad. Hay campo fértil para eso. La imagen del gobierno junto a la población es buena, incluso sin esa percepción de la verdad. No hay que olvidar que el pueblo no lee. Un sondeo de Inteligencia en Pesquisa y Consultoría Estratégica (Ipec) de marzo, muestra que el promedio de óptimo y bueno para Lula está en 41 por ciento en el Sur y Sureste y en 53 por ciento en el Nordeste. Cada uno de esos encuestados tiene que asumirse como transmisor de las verdades. La verdad llevada por la militancia y por todos los empeñados en la construcción de un mundo mejor, libre de hegemonías, con respeto a la soberanía e independencia.
Es preciso actuar con creatividad. Volver a instituir los consejos de gestión municipal, presupuesto participativo, comunidades de salud, educación y seguridad, los puntos de cultura. Hay que tener una coordinación con los movimientos y organizaciones sociales. Como ha dicho Frei Betto, en artículo para Diálogos do Sul, líder sindical es para trabajar en la base, estar con el trabajador, no participando de gobiernos o cualquier otra atribución. Cooptar el líder popular para otra función lo anula.
La urgencia mayor está en la liberación nacional. Liberar la propia mente para recuperar la soberanía nacional.
Rmh/pcf
*Periodista, escritor, editor de la revista virtual multimedia Diálogos do Sul
(Tomado de Firmas Selectas)