A más de 500 años de fundada La Habana (16 de noviembre de 1519), la capital cubana muestra sus baluartes de antaño con más brillo ante los ojos de miles de viajeros de todo el mundo, en particular los participantes en la Feria.
Se trata de escenarios con mucha historia, muy bien conservados y por lo tanto uno de los atractivos más relevantes de La Habana, creados para proteger la Villa de San Cristóbal de los ataques de corsarios y piratas.
Buen ejemplo lo constituye, entre otros muchos baluartes, el Castillo del Morro, que recibe a aquellos que llegan por mar a la urbe. El Castillo de los Tres Santos Reyes de El Morro, se posa sobre una alta roca a la entrada de la Bahía. Las obras duraron 40 años, iniciadas en 1589 y terminadas en 1630.
Por demás, el Castillo de la Real Fuerza comenzó su construcción en 1558 y terminaron sus obras 20 años después, en 1578. La Punta, junto con El Morro, creó un fuego cruzado contra los atacantes. Se elevó en un saliente, y duró 10 años levantarlo, para terminarlo en 1600, 30 años antes que El Morro.
En tanto, el castillo de San Carlos de La Cabaña (sede de FITCuba) comenzó a erigirse en 1763 por orden de Carlos III. Plaza de 700 metros de largo, con un polígono de 450 metros de murallas de bellas líneas.
A estas fortalezas, por ejemplo Morro y Cabaña, se llega en coche al cruzar el Túnel de La Habana.
El Morro, como simplemente se le conoce, tiene forma de polígono irregular, con gruesas murallas, se eleva a 40 metros sobre el nivel del mar y posee baluartes y salientes defensivos.
Y como hecho más distintivo, resultó enfrentar en 1762 a la escuadra inglesa que se apoderó de él y desde allí propició la toma de La Habana que duró 11 meses (hasta el 6 de julio de 1763).
Los viajeros distinguen hoy día por sobre la fortaleza su torre de 10 metros, su faro marítimo, que sirvió de atalaya y tuvo varios cambios: al principio alimentado por leña, en 1819 por aceite, en 1928 con acetileno y finalmente desde 1945 con electricidad, lugares perfectos para tomar fotografías.
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