En un artículo de opinión enviado a Prensa Latina, “Mayo florido y un genocidio sin sonido”, Hasfura denunció que a 75 años de la “Nakba” (la catástrofe) que representó la fundación del “Estado de Israel”, estamos a “nada” de una catástrofe humanitaria grave ¡en pleno siglo XXI!.
¿Por qué Palestina ha sido marginada del derecho a la “autodeterminación de los pueblos” respecto de las potencias colonizadoras en pleno siglo veintiuno?, preguntó la diplomática residente en El Salvador, donde hay una poderosa y próspera comunidad árabe palestina.
Todo arranca con la decisión del Reino Unido (quien administraba Palestina después de la primera Guerra Mundial) de modificar el statu-quo de la población nativa u originaria (los palestinos).
Desde entonces se dio “rienda libre” a un sistema de limpieza étnica de los territorios palestinos, siendo el objetivo político de Israel el tener un Estado judío. Por tanto, aseveró, era absolutamente necesario erradicar (a como diera lugar) la población palestina nativa.
Mayo, lamentamos hoy por hoy, a 75 años de la declaración del Estado de Israel. ¿Y cuál es la ironía aquí?, pregunta Hasfura.
Israel, responde, es el único país creado por la ONU y el que más la ha irrespetado. En el ambiente flotan sentimientos encontrados. En el reverso de la misma moneda, los palestinos recordamos, este mes, la “Nakba” (la catástrofe).
Desde aquel mayo de 1948, luego que David Ben Gurión declaró el Estado de Israel con el apoyo occidental, según ellos, Palestina dejaba de existir.
“Un pueblo despojado de su tierra, desplazado de su nación, amordazado, encarcelado, silenciado. Un pueblo al que han tratado de aniquilar, volviéndolo invisible. Un pueblo al que han tratado de reinventar, condenándolo a la inexistencia”, se resiste a todos los desmanes y violaciones de sus derechos inalienables y humanos, subrayó.
Ya no importa, a estas alturas, si Israel justificó su derecho a este territorio basándose en que hace dos mil años existían en la zona “reinos israelitas” (justificación histórica) o basándose en la promesa hecha por Dios hacia el pueblo judío (justificación religiosa), o si querían “inocentemente” buscar un refugio para los supervivientes del Holocausto, pues produjeron otro, y mucho peor, subrayó.
¡Lo que importa es que estamos ante un “genocidio silencioso” a plena vista mundial!, puntualizó la diplomática.
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