Más de 15 millones de personas están convocadas a las urnas para escoger a los 50 miembros del órgano encargado de la redacción de un nuevo proyecto de carta magna para el país, que sustituya a la impuesta en 1980 por la dictadura de Augusto Pinochet.
“Confío profundamente en la sabiduría democrática del pueblo de Chile. En nuestro país hace mucho tiempo que hay una necesidad de adecuar las normas que nos rigen a los tiempos que vivimos”, declaró el presidente chileno, Gabriel Boric.
El mandatario, quien arribó a la ciudad austral de Punta Arenas para ejercer el sufragio, manifestó su seguridad en que el domingo será una jornada ejemplar, tanto en términos de participación, como de profundización democrática.
Aunque el voto es obligatorio y por ello se prevé una elevada asistencia, en las calles hay poco entusiasmo y las encuestas muestran el desinterés de la ciudadanía en estos comicios, a diferencia del iniciado hace cuatro años después del estallido social de 2019.
Si en aquel momento hubo mayor participación ciudadana, hoy el proceso está dirigido por los partidos políticos representados en el Congreso Nacional.
La víspera los candidatos de tres coaliciones y dos partidos de distintas tendencias que aspiran a integrar el Consejo cerraron sus campañas con pequeñas concentraciones y repartición de volantes.
“Estamos llamando a votar el 7 de mayo por las y los candidatos progresistas”, declaró el secretario general de la Central Unitaria de Trabajadores, Eric Campos.
Manifestó Campos su rechazo a las posturas de anular el voto porque eso –dijo- aumenta las posibilidades de la derecha y la ultraderecha de conquistar los dos tercios y construir una peor Constitución que la que tenemos hoy, que es la de Pinochet.
Por su parte, la Confederación de Funcionarios de la Salud Pública exhortó a participar en los comicios y entregar el voto a las candidaturas que están a favor de los cambios exigidos por la ciudadanía.
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