De acuerdo con fuentes locales, en Jericó una fuerza del ejército israelí allanó la aldea de al-Jiftlik y demolió la casa de huéspedes de Yousef Salem Kaabneh, un residente palestino.
En la aldea norte de Al-Auja, los militares arrasaron dos residencias en construcción pertenecientes a Mohammad Samih Birawi, y en el poblado cercano de Fasayil, derribaron una choza utilizada como almacén de forraje de Ibrahim Ebayat.
Según la agencia Wafa, en Belén, al sur de Cisjordania, soldados de la ocupación irrumpieron en la localidad de Al-Ferdis, donde destruyeron un taller de lavado de autos propiedad del activista Hasan Brejeyeh.
En la propia zona, las autoridades israelíes demolieron con la ayuda del Ejército una escuela primaria a petición de la organización Regavim; y en respuesta, los vecinos levantaron una carpa sobre sus ruinas para continuar las clases.
A propósito, la Unión Europea, que ayudó a recuperar el centro luego de una demolición en 2017, condenó la medida y la definió como una violación del derecho de los niños a la educación.
Tales acciones israelíes persisten en medio de una campaña de redadas y arrestos en ciudades y pueblos de Cisjordania con el objetivo de detener a varios ciudadanos.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios divulgó a inicios de mes que el régimen de Tel Aviv demolió, obligó a las personas a destruir o se apoderó de 290 estructuras de propiedad palestina en Cisjordania, incluida Jerusalén Este.
Como resultado, en el primer trimestre del año un total de 413 pobladores, incluidos 194 niños, fueron desplazados y los medios de subsistencia o el acceso a los servicios de más de 11 mil habitantes fueron afectados, precisó la entidad.
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