La condena a 80 años de prisión al exdictador Efraín Ríos Montt por asesinatos y desapariciones contra el pueblo maya ixil en el departamento de Quiché, fue emitida el 10 de mayo de 2013 por el Tribunal Primero A de Mayor Riesgo a cargo de los jueces Pablo Xitumul, Jazmín Barrios y Patricia Bustamante.
El informe presentado entonces por la Fiscalía reconoció la masacre de más de mil 700 indígenas a manos del solo entre agosto de 1982 y marzo de 1983.
En un comunicado, Caldh consideró importante recordar la memoria y la palabra de las personas afectadas por la violencia estatal para que los crímenes cometidos no se repitan.
Y si bien, diez días después, argumentando errores en el proceso, la Corte de Constitucionalidad anuló la sentencia contra Ríos Montt y ordenó un nuevo proceso, la primera victoria fue la propia condena, al otorgar en cierta medida justicia para las víctimas de los sistemáticos abusos.
Como señaló entonces la defensora guatemalteca de los derechos humanos, Helen Mack, «después del veredicto, el juicio marcó un punto de inflexión para Guatemala».
«Fue la primera vez en que la población indígena tuvo una oportunidad para que sus voces fueran escuchadas en una corte y una demostración de que la verdad y la justicia podía alcanzarse a través de medios pacíficos y democráticos», aseguró en declaraciones a la prensa local poco después de conocerse el fallo.
La agenda prevista por Caldh incluye el conversatorio “El impacto del caso por genocidio a nivel internacional (9 de mayo), un altar en homenaje a las víctimas y la proyección del documental “El buen cristiano” (día 10), así como el conversatorio “10 años de una sentencia para la humanidad” (día 11). El viernes 12 será el festival «Jazmines y justicia», en esta capital, mientras que en la región ixil habrá una caravana conmemorativa con visitas a los municipios de Nebaj, Chajul y Cotzal y un acto político-cultural en el Parque Central de Santa María Nebaj.
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