Dedicado al Caballero del Son, Adalberto Álvarez, a César Pedroso, uno de los más dignos representantes de la música cubana quien fuera integrante de la agrupación Los Van Van, y al gran maestro Ignacio Piñeiro, entre los primeros defensores del género, en el 135 aniversario de su natalicio.
La declaración del 8 de mayo para festejar esta expresión músico-danzaria deviene digno sello de identidad como parte del legado de sus grandes exponentes Miguel Matamoros y Miguelito Cuní, según la declaración del Instituto Cubano de la Música.
En octubre del pasado año, la Gaceta Oficial de la República anunció el reconocimiento al son, oriundo de Cuba, como parte de esos bienes intangibles de la isla caribeña desde el año 2012, cuya declaratoria consolida el expediente para su propuesta a candidatura como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Cuba cuenta con el privilegio de que uno de los máximos impulsores del son, su caballero Adalberto Álvarez, retomara también una variedad del género, la rueda de casino, con el objetivo de visibilizar ese baile, y divulgar la esencia sonera y sus principales exponentes de la música y la danza.
El son cubano es un género vocal e instrumental rítmico el cual constituye una de las formas básicas dentro de la música de la nación y que fusiona elementos africanos con españoles.
Se afirma que nació en la región más oriental del territorio, en lugares como Santiago de Cuba a finales del siglo XIX. Existen testimonios de que los sones cubanos más conocidos y antiguos datan del siglo XVI, como el Son de la Má Teodora, posiblemente de 1562, interpretado por dos hermanas dominicanas, Micaela y Teodora Ginés.
Por nuestros escenarios y en disímiles espacios de la arena internacional desfilan en todo momento estrellas soneras, algunas ya no están físicamente, sin embargo, el legado de cada uno llevó a este momento de consagración con la declaratoria patrimonial a nuestra preciada manifestación.
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