Se trata de una de las ciudades de este archipiélago con mejor conservación de la arquitectura colonial en Cuba y muy de cara a la industria de los viajes.
Los registros conocidos señalan que los exploradores españoles fundaron la villa antes del 10 de febrero.
La región de Trinidad, en la porción centro-meridional de Cuba, constituye además de una ciudad de una arquitectura colonial sumamente conservada y poseer fuertes tradiciones, un punto de partida para recorridos de naturaleza y náutica.
Es un lugar verdaderamente interesante, sobre todo para quienes quieren conocer sitios vinculados a la cultura cubana.
La parte vieja de la villa impresiona por sus piedras de río, repartidas entre las calles, capaces de recrear la mirada con añejamientos y permitir a la imaginación trasladarse en el tiempo, como en un viaje al pasado.
Sin embargo, ahora toma nuevos bríos con planes renovadores para permitirle un mayor y mejor turismo, a la par de preservar la historia del lugar y sus innumerables de encanto.
La fundación de Trinidad data de 1514 y su entorno tanto como edificaciones son de una belleza que muchas personas desean admirar.
El 23 de diciembre de 1513, en su trasiego hacia la Bahía de Jagua, llegó el Adelantado Diego Velázquez de Cuellar a la futura Trinidad. Algo después escuchó, junto a 20 de sus hombres, la primera misa del lugar oficiada por Fray Juan de Tesin, su capellán.
Entonces nombró a la ciudad Manzanilla y permaneció allí hasta fines de año. La villa fue próspera, pero en 1518 Hernán Cortes casi la despuebla en su empeño de buscar seguidores para la conquista de México.
Entre 1579 y 1585 fue repoblada por españoles y se le concedió el título de ciudad. Tabaco, cueros y carnes saladas caracterizaron el comercio de la urbe.
Desde 1673 el azúcar fue su signo que pobló el territorio de haciendas e ingenios, hasta tener su Valle de los Ingenios y la Torre Manaca-Iznaga como símbolos del auge del dulce, apreciables hoy.
A partir de esta riqueza histórica, los guías explican que el futuro tiene mucho que ver con el centro histórico, con el Valle Manaca-Iznaga y con la Península Ancón, en una amalgama de tradiciones, cultura y naturaleza, con empuje de la náutica.
Significa que la ciudad de Trinidad posee muchos atributos, con altos valores patrimoniales, que incluye seis playas, 23 zonas de buceo, instituciones patrimoniales y culturales, y cercanía a las montañas.
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