De acuerdo con reportes locales, el movimiento de protesta afirmó que la movilización de este martes constituye una chispa para reclamar sus fondos perdidos como consecuencia de la falta de liquidez del Banco Central desde 2019.
Acompañados por los diputados, Najat Saliba, Melhem Khalaf y Charbel Massad, los participantes en la sentada pidieron cuentas a la clase política y a los bancos; al tiempo que llamaron al poder judicial a asumir su responsabilidad.
En este contexto, miembros de la coalición Unidos recorrieron los vecindarios del centro de Beirut y protestaron frente a las residencias de los propietarios de bancos y edificios de casas prestamistas.
La Agencia Nacional de Noticias, informó que varios depositantes organizaron una sentada frente al Banco Audi, destruyeron el cajero automático y quemaron llantas.
A su vez, otras personas llegaron a las cercanías de la casa del primer ministro, Najib Mikati, arrojaron explosivos y trataron de cortar el alambre de púas en medio de estrictas medidas de seguridad. El sector bancario en Líbano está al frente del colapso de la nación con muchas instituciones prestamistas acusadas de participar en prácticas de lavado de dinero, evasión fiscal y malversación, coincidieron los analistas.
Con el inicio de la crisis y las manifestaciones populares hace más de tres años, observadores de la situación libanesa acusaron a los líderes y funcionarios políticos, incluido al gobernador del Banco Central, Riad Salameh, de transferir enormes sumas de dinero hacia el extranjero.
Partidos, analistas y libaneses en general responsabilizaron al gobernador del desplome de la moneda nacional en más del 95 por ciento de su valor frente al dólar estadounidense y criticaron duramente las políticas monetarias diseñadas y adoptadas por Salameh en los últimos tiempos.
En este escenario, los bancos en el país impusieron restricciones sobre el dinero de los depositantes en moneda extranjera, especialmente el dólar y establecieron estrictos límites para retirar sus fondos en libras libanesas.
En paralelo, las autoridades levantaron los subsidios al combustible, así como a los principales productos básicos, como la harina y los medicamentos.
Líbano sortea la peor crisis de su época moderna, sin presidente de la República desde hace más de seis meses, en ausencia de consenso político y bajo un gobierno interino de limitados poderes constitucionales.
mem/yma