Según medios de prensa, la denominada Declaración de Jeddah, suscrita en Arabia Saudita por el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido sudanesas, fue acogido de forma favorable además, por la Unión Africana (UA) y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo en África Oriental (IGAD).
El documento constituye un paso importante para proteger a los civiles y preservar su dignidad, consideró a través de un comunicado el mecanismo tripartito para alcanzar la paz en Sudán, compuesto por la ONU, la UA y la IGAD.
Tras conocerse el pacto, las opositoras Fuerzas para la Libertad y el Cambio en Sudán comunicaron que los entes beligerantes deben mostrar la voluntad de detener los sangrientos combates internos mediante la implementación de un efectivo alto al fuego.
La Declaración de Yedda deviene convenio de principios mediante el cual las partes enfrentadas en territorio sudanés se comprometen a permitir, entre otras cuestiones, la ayuda humanitaria a poblaciones necesitadas y garantizar su protección en las zonas de conflicto armado.
Además, propugna el compromiso de resguardar las instalaciones privadas y públicas, no participar en desapariciones forzadas y abstenerse de emplear a los civiles como escudos humanos.
Los enfrentamientos en Sudán se desataron al calor de la rivalidad entre el presidente del Consejo Soberano de Transición, general Abdel Fattah al-Burhan, y el jefe de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido, Mohamed Hamdan Dagalo.
En tanto al-Burhan abogó por incorporar a las RSF al Ejército, su contrincante Dagalo rechazó esa petición al parecer para mantener el control sobre el considerado poderoso ente paramilitar.
De acuerdo con datos de Naciones Unidas, los choques armados en territorio sudanés, los cuales se desataron a mediados de abril pasado, dejaron saldo hasta la fecha de más de 600 muertos, una cifra superior a los cinco mil heridos y miles de desplazados.
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