Desde julio de 2022, momento en que se activó la alarma, fueron notificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 111 países más de 87 mil casos y 140 muertes provocadas por la viruela del mono, tal como era anteriormente llamada.
En los últimos tres meses fueron registrados casi un 90 por ciento menos de casos de mpox que en el trimestre anterior, pero para la OMS es no significa que el trabajo haya terminado.
«Aunque celebramos la tendencia a la baja de los casos de mpox a nivel mundial, el virus continúa afectando a las comunidades en todas las regiones, incluso en África, donde la transmisión aún no se comprende bien», puntualiza un comunicado del organismo internacional.
Por ello, los casos relacionados con los viajes en todas las regiones ponen de relieve la amenaza permanente, según la OMS.
Hasta la fecha, es variable la presentación clínica de los casos de viruela del simio asociados con este brote.
Muchos de ellos no se presentan con el cuadro clínico descrito clásicamente para este padecimiento: fiebre, ganglios linfáticos inflamados, seguidos de una erupción centrífuga en evolución.
Las características atípicas descritas incluyen presentación de solo unas pocas o incluso de una sola lesión, que comienzan en el área genital o perianal y no se extienden más.
“La presentación clínica generalmente se describe de leve y la mayoría de los casos tienen lesiones en los genitales o en el área perigenital, lo que indica que la transmisión probablemente ocurrió por contacto físico cercano durante las actividades sexuales”, subrayan informes médicos.
Puntualizan que la etapa de incubación suele ser de seis a 13 días, si bien puede oscilar entre cinco y 21, y lo más importante es que afecta a cualquier ser humano.
Dicha enfermedad es una zoonosis viral, endémica de zonas remotas de África central y occidental, que produce síntomas parecidos a los observados en la viruela humana en el pasado, aunque con manifestaciones menos severas, especificó la OMS.
La infección se produce por contacto directo con la sangre, los líquidos corporales o las lesiones de la piel o las mucosas de animales contagiados y todavía no existen tratamientos ni vacunas específicas contra la afección.
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