Así lo asegura el portal Brasil de Fato, el cual indica que el ejercicio de la función del cuidado de los niños era considerado un problema privado, y la política, es decir, la esfera pública, era el lugar de los hombres por excelencia en el gigante sudamericano.
Cuando las mujeres lograban romper las barreras para la participación política y llegar a cargos electivos, silenciaban sobre el cuidado con los descendientes.
El sitio cita como ejemplo de esa realidad la trayectoria de la diputada federal Juliana Cardoso, del Partido de los Trabajadores.
Cardoso fue concejala de la ciudad de Sao Paulo por cuatro mandatos. En 2014, cuando tuvo su segundo hijo, tuvo que volver a la oficina solo 13 días después del parto.
«Tuve que volver con Luiz con 13 días de nacido. Tuve que elegir entre la licencia de maternidad y continuar en la Cámara (de Concejales) para que el equipo del colectivo pudiera tener la continuidad de su trabajo», recuerda.
Esto se debe a que, si ella se tomaba un permiso, tendría que pasar el mandato para el suplente, causando la dimisión de los asesores que componían su gabinete.
«Por lo tanto, no podía, en aquel momento, dar la espalda a 22 profesionales que estaban en torno al mandato para poder estar con mi bebé en casa», refiere.
Según Brasil de Fato, tal cuestión figura ahora en los escenarios institucionales de la política por mujeres que, amparadas por el resurgimiento del feminismo en la última década, decidieron que era hora de unir la maternidad y la política.
Dos de los exponentes más conocidos de este movimiento son las diputadas federales Talíria Patrone y Sâmia Bonfim.
«Los espacios institucionales no están pensados para albergar madres», admite Bonfim, una de las parlamentarias que hizo de la maternidad una parte de su lucha política.
Patrone describe los mismos problemas. «Uno ya tiene toda una sobrecarga del cuidado de nuestros hijos y se enfrenta a una estructura de la política que no está lista para mujeres madres», remarca.
Tal dificultad de representación femenina en cargos electivos se muestra en números. En el Congreso Nacional, diputadas federales y senadoras ocupan un 18 por ciento de las vacantes. Hay poca información sobre cuántas de estas mujeres son madres y necesitan conciliar las actividades de cuidado con la política.
«La maternidad trae muchos desafíos para la vida de las mujeres porque el cuidado también es trabajo. Requiere tiempo, esfuerzo y una organización de la vida para dar cuenta de todo», insiste Bonfim, quien entró en la política antes de experimentar la gravidez.
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