La llegada al destino, sin embargo, solo debe ocurrir el viernes por la mañana.
El avión hará dos escalas: una en México, donde está previsto aterrizar este miércoles, y otra en Alaska, Estados Unidos.
Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, desde 2009, cuando el propio exsindicalista estuvo en el encuentro realizado en Italia, el jefe de Estado brasileño no participa en una reunión del G7 que agrupa a las siete economías más ricas del mundo.
Lula fue invitado por el primer ministro japonés, Fumio Kishida.
Voy a la cumbre del G7 y «vamos a abordar la cuestión de la Amazonia, la cuestión energética, Ucrania y el desarrollo en el mundo entero», afirmó el mandatario la pasada semana en redes sociales.
Manifestó estar convencido acerca de «la construcción de un mecanismo que pueda hacer que el mundo vuelva a tener paz».
De acuerdo con el Gobierno japonés, además de las naciones del G7 (Japón, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Canadá, Reino Unido) y Brasil, fueron invitados a la cita Australia, Comoras, Islas Cook, India, Indonesia, República de Corea y Vietnam.
Asimismo, representantes de las Naciones Unidas, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la Agencia Internacional de la Energía, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Mundial del Comercio y la Unión Europea.
En una nota, la Cancillería indica que «Brasil comparte valores que congregan a los países del G7, como el fortalecimiento de la democracia, la modernización económica y la protección del medio ambiente y de los derechos humanos».
De igual manera, agrega, «mantiene con sus miembros permanente coordinación sobre temas de la agenda internacional, sea de forma bilateral, sea en el ámbito del G20 y de organismos internacionales en los que Brasil y los miembros del G7 interactúan».
El texto refiere que Brasil fue invitado a participar en cumbres del G7 en diversas ocasiones en el período entre 2003 y 2009.
Precisa que será la séptima participación de Lula en cúpulas del grupo, marcando la reanudación del compromiso de Brasil con el G7 y consolidando la percepción de equilibrio en el posicionamiento del país en temas sensibles del escenario internacional.
El mensaje asegura que deberán ser discutidos en Hiroshima el segmento de compromiso externo del G7, entre otros, los desafíos enfrentados por la comunidad internacional en temas como paz y seguridad, salud, desarrollo, cuestiones de género, clima, energía y medio ambiente.
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