A tales efectos en los próximos dos días sesionará una reunión de alto nivel en la sede de Naciones Unidas para exponer y analizar los muchos desafíos que han estancado el avance y trazar el rumbo hacia un mundo más seguro en materia medio ambiental.
La cita tendrá como base el informe de la Revisión de Medio Término de la implementación del Marco de Sendai, que deja al descubierto la escala del problema y que marca como fecha límite el 2030 para su cumplimiento y cuya lectura no es nada alentadora.
Dicho documento, llamado así por la ciudad japonesa en la que fue adoptado en 2015, es un acuerdo internacional de la ONU diseñado para reducir las pérdidas causadas por los desastres, ya sean naturales o de la mano del hombre.
Tiene el objetivo de disminuir sustancialmente los decesos por esos siniestros, acortar los daños a la infraestructura y establecer mejores sistemas de alerta temprana hasta 2030, sin embargo, ocho años después se ha avanzado poco, precisa.
El informe enfatiza en los impactos crecientes del cambio climático y las consecuencias brutalmente desiguales, que son mucho más severas en los países en desarrollo, como lo mostraron las inundaciones en Pakistán en 2022, que afectaron a más de 33 millones de personas y dañaron millones de hectáreas de tierra agrícola, con una inseguridad alimentaria generalizada.
Apunta el texto que la creciente interconexión de las sociedades, los entornos y las tecnologías provoca una rápida propagación de los desastres, como fue el caso de la pandemia de Covid-19, que comenzó como un brote local en China en 2019, y se extendió por todo el mundo y provocó la muerte de unos 6,5 millones de personas al cierre de 2022.
La representante especial de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres, Mami Mizutori, destacó que la triste realidad es que muchos de esos desastres se pueden prevenir porque son causados por decisiones humanas.
Agregó que es claro que no se está haciendo lo suficiente: los costos de las catástrofes aumentan, pero el financiamiento para la reducción del riesgo no crece ni de lejos al ritmo necesario para hacerles frente.
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