Fuentes médicas informaron de al menos cinco lesionados tras los enfrentamientos entre jóvenes y las fuerzas militares cerca de la valla de seguridad en el límite oriental de la ciudad de Gaza, en las actividades de izar la bandera palestina en respuesta al desfile de los colonos.
El corresponsal de Al Mayadeen divulgó que los uniformados dispararon bombas de gas contra los periodistas y jóvenes que rechazaron la celebración anual de la anexión ilegal de Jerusalén ocupada por parte de Israel en 1967.
Según la agencia Wafa, colonos fanáticos agredieron y golpearon a varios civiles palestinos en la Ciudad Vieja, bajo la protección de la policía.
Al mismo tiempo, los militares reprimieron a un grupo de activistas por la paz internacionales que protestaban contra la marcha nacionalista.
Reportes locales indicaron que los colonos en la movilización cantaron consignas racistas, pidieron la quema de pueblos y ciudades palestinas y el desplazamiento de su gente.
En las acciones de seguridad, las fuerzas israelíes arrestaron a ocho palestinos, incluida una mujer, en el área de Jerusalén y entre ellos se encentraron quienes izaron la bandera palestina en repudio a la actividad de los colonos.
Desde la madrugada, miles de efectivos de la ocupación se desplegaron en la Jerusalén ocupada y sus alrededores para asegurar la provocativa marcha de la bandera.
También, las autoridades sionistas ordenaron a las tiendas de Jerusalén permanecer cerradas durante el día para permitir el libre y fácil acceso de los colonos durante la marcha y evitar fricciones con los palestinos.
Ante este panorama, las facciones de la resistencia palestina calificaron la marcha de la bandera israelí como un intento fallido de la ocupación de imponer su control y soberanía sobre la bendita mezquita de Al-Aqsa.
Mediante una declaración conjunta, las facciones llamaron a confrontar los planes del ente de Tel Aviv que tienen como objetivo la ciudad de Jerusalén y sus lugares sagrados.
Desde el exterior, la Liga Árabe, Jordania, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y líderes religiosos en Líbano condenaron el asalto a la mezquita de Al-Aqsa por parte de un miembro del gobierno israelí, representantes de la Knesset y extremistas.
El desfile de grupos nacionalistas y movimientos extremistas comenzó en 1968 y recuerda la toma de la Ciudad Vieja por parte de Israel en la llamada Guerra de los Seis Días, en junio de 1967.
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