Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) unas 843 mil 130 personas tuvieron que abandonar sus zonas de residencia y se vieron obligadas a reubicarse dentro del país, mientras que otras 253 mil 591 cruzaron las fronteras, lo que sitúa el total en casi un millón cien mil.
Los datos –abunda la OIM- están fundamentados en informaciones preliminares de equipos sobre el terreno y deben ser tomadas únicamente como estimaciones.
Por su parte, la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD) recalcó que el Ejército y las fuerzas paramilitares son responsables de las consecuencias de sus acciones y advirtió a los líderes militares de ambos bandos que tendrán que rendir cuentas por los actos en el marco de la guerra.
En tanto, tras un mes de combates, más de la mitad de los sudaneses requieren de ayuda y los muertos civiles se acercan al millar.
El responsable de asuntos humanitarios de Naciones Unidas, Ramesh Rajasingham, declaró este jueves que actualmente 25 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán, necesita ayuda y protección, asimismo dijo que se necesitan cerca de 500 millones de dólares para los refugiados en países vecinos.
Detrás de esta guerra, según los expertos, está también la competencia entre poblaciones que históricamente monopolizan el poder y los recursos y los sectores más marginados de este mosaico étnico.
En tanto, las dos partes continúan acusándose de violar la tregua pactada el pasado viernes 11 en la ciudad saudita de Jeddah, con mediación internacional, pacto en el que se comprometieron a crear corredores humanitarios para evacuar extranjeros y población civil, así como a respetar hospitales y otros centros de la Cruz Roja.
Los enfrentamientos estallaron el pasado 15 de abril por contradicciones en medio de un proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano de Transición (CST) al seno de las Fuerzas Armadas, y el jefe del Ejército y presidente del CST, Abdelfatá al Burhan.
Ambos, con grado de general, se han disputado el control del país después del derrocamiento en 2019 del presidente Omar al Bashir.
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