Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, el vicecanciller Sun Weidong convocó al embajador de Tokio aquí, Hideo Tarumi, y rechazó las críticas incluidas en el comunicado de la cita de alto nivel.
El funcionario consideró que esa acción es una injerencia en los asuntos internos de China, una violación a las leyes internacionales y además socavó su soberanía, seguridad y los intereses de desarrollo.
Exigió al G7 apostar por la apertura y la inclusión, en vez de crear círculos exclusivos, intentar contener a otros y recurrir a la confrontación.
Igualmente, Sun urgió a Japón a entender correctamente a China, apegarse a la independencia estratégica y los consensos bilaterales para garantizar el desarrollo estable, genuino y constructivo de los vínculos Beijing-Tokio.
Aparte del diplomático, anteriormente la Cancillería emitió un comunicado de condena a los pronunciamientos de la Cumbre del G7 en Hiroshima sobre el tema Taiwán, las disputas marítimas del gigante asiático, su programa nuclear y la situación en Hong Kong, Xinjiang y el Tíbet.
También negó las acusaciones de coerción económica contra China y señaló a Estados Unidos como el mayor promotor de sanciones unilaterales, desacoplamiento y ruptura de la cadena de suministros industriales.
Desde la semana pasada, el Estado oriental urgió al G7 a no afectar el desarrollo global con los intereses egoístas de sus miembros y sí a promover la colaboración para contribuir a la estabilidad y el crecimiento en el mundo.
Incluso, lo instó a averiguar quiénes estuvieron detrás de las explosiones del gasoducto Nord Stream y llevarlos ante la justicia por destruir una importante obra de infraestructura energética.
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