El informe indicó que las reservas del embalse de Paso Severino, principal reservorio de agua para abastecer el área metropolitana, siguen descendiendo pese a las lluvias registradas la víspera.
La Cota de Paso Severino tiene una reserva de cuatro millones 500 mil metros cúbicos de una capacidad de 67 millones de tal metraje, dijo OSE.
Este jueves llovió, según el Instituto Uruguayo de Meteorología, pero las precipitaciones no alcanzaron para detener la merma del embalse.
Actualmente OSE toma agua dulce de Paso Severino, pero la mezcla con otras al Río de la Plata, que desemboca más lejos al océano Atlántico.
La mezcla, para «estirar» las reservas, según OSE, es responsable de que el vital líquido que sale por los grifos en Montevideo, el departamento de Canelones y zonas conurbanas tenga niveles altos de cloruros y sodio.
Se trata de un agua salobre, que buena parte de los consumidores de esa región, unos dos millones de habitantes, consume cada vez menos, y se ve obligado, según su bolsillo, a comprar la embotellada.
Al menos eso lo recomendó la ministra de Salud Pública, Karina Rando, para embarazadas, bebés y pacientes de varias enfermedades.
Sobre todo porque el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, calificó el agua que suministra OSE por las cañerías como «bebible», aunque «no potable».
Mientras tanto, los comercios de esta capital registran niveles récord de consumo del agua envasada, que el Gobierno reparte en hospitales, escuelas y otras dependencias, e incluso prevé facilitar su importación.
El Ejecutivo alista inversiones, pero todo apunta a que habrá que esperar lluvias benefactoras para que el agua sea potable, algo difícil de pronosticar en medio de una sequía persistente, secuela del cambio climático.
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