Se trata de una de las tantas dificultades en los países africanos en desarrollo, con el que las niñas y mujeres tienen que lidiar cada mes, y que menoscaba sus derechos fundamentales como trabajar e ir a la escuela, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
Ese organismo aprovecha la fecha, que se celebra desde 2014, para hablar de autonomía corporal y salud sexual y reproductiva con las jóvenes, con el fin de mitigar la vergüenza y el estigma relacionados con la menstruación.
La salud e higiene menstruales deficientes agravan las desigualdades sociales y económicas, además, la insuficiencia de recursos para gestionar ese proceso natural, así como los patrones de exclusión y vergüenza socavan la dignidad humana.
La desigualdad de género, la pobreza extrema, las crisis humanitarias y las tradiciones nocivas pueden amplificar las privaciones y el estigma, por eso este año el lema es «Hacer de la menstruación un hecho normal de la vida para 2030», dijo Natalia Kanem, directora ejecutiva del Fondo.
En su opinión, la primera menstruación de una niña debería ser un hecho feliz de la vida, un signo de mayoría de edad con dignidad, expresó, al tiempo que consideró necesario tener acceso a todo lo imprescindible para comprender y cuidar su cuerpo y asistir a la escuela sin estigma ni vergüenza.
La fecha pretende romper el silencio, concienciar sobre las cuestiones menstruales y comprometer a los responsables de la toma de decisiones a adoptar medidas para mejorar la salud y la higiene menstruales.
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