En una voz de impecables registros, su verdadero instrumento, las melodías tan cercanas a las lágrimas y memorias tuvieron el poder de revivir en el concierto recuerdos intensos que a muchos atormentó el corazón.
Cheyenne Elliott, nieta de Warwick, abrió la gala con clásicos internacionales y se atrevió a entonar Valerie, de la desaparecida inglesa Amy Winehouse. Después versionó Dreams, de Fleetwood Mac, para finalmente vocalizar Wanna Dance with Somebody, de la también fallecida Whitney Houston.
Llena de regocijo y retando sus 82 años, Warwick fue ovacionada frenéticamente por el público cuando subió al escenario para la primera canción, Walk On By (1964).
Su repertorio musical, repleto de éxitos, contó con baladas como I Say a Little Prayer (1967), Alfie (1967) y That’s What Friends Are For (1985).
Venerada en muchos otros momentos del espectáculo, la icónica artista interpretó tonadas con extractos en portugués como homenaje a la música popular brasileña, en especial la bossa nova.
Entre los temas nacionales, cuatro de Antônio Carlos Jobim y dos de Ary Barroso. Del primer compositor, La chica de Ipanema, Corcovado (Quiet Night of Quiet Stars), Onda y Aguas de Marzo versionados en inglés. Na Baixa do Sapateiro y Aquarela do Brasil tuvieron tramos modulados en portugués.
Warwick, quien nació en Nueva Jersey, también se desempeñó como filántropa y presentadora de televisión. Sin embargo, su influencia parte de un fuerte pasado musical familiar, pues es sobrina de la cantante de soul Cissy Houston, hermana de Dee Dee Warwick y prima de la sempiterna Whitney Houston.
Comenzó a cantar profesionalmente en 1961, después de ser descubierta por Burt Bacharach y Hal David. El primer éxito llegó en 1962, con Don’t Make Me Over.
Considerada una de las mayores intérpretes de su generación, visitó Brasil por primera vez en la década de 1960 y nunca se detuvo.
En entrevistas, confirmó que no toma cuidados especiales para preservar la voz. Su único ejercicio es cantar siempre.
A lo largo de 60 años de carrera, lanzó más de 50 discos y cientos de baladas que dejaron una huella indeleble en la industria discográfica. Recibió un primer Grammy en 1968 con Do You Know the Way to San Jose? y un segundo en 1970 por el álbum más vendido: I’ ll Never Fall in Love Again.
Se convirtió en la primera artista solista femenina afronorteamericana de su generación en ganar el premio a mejor actuación de vocalista femenina contemporánea. Este reconocimiento fue dado solo a otra gran artista: Ella Fitzgerald.
La leyenda del pop, cuya vida será retratada en breve en el cine, viaja por las Américas con la gira “OneLast Time” (Una última vez) y en ocasiones deja entrever que en “Brasil es donde quiero jubilarme cuando decida hacerlo, para pasar el resto de mi vida aquí”.
(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)