Esa institución confirmó desde su sede en la ciudad china de Shanghái que concede alta importancia al interés de dicho país y mantiene las debidas comunicaciones sobre el proceso de admisión.
El banco lo establecieron en 2015 los socios del grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) con el objetivo de que se convierta en una entidad de alcance global, y movilice recursos para obras de infraestructura y de impulso al desarrollo sostenible.
Durante los primeros años de operación se enfocó en crecer y luego aceptó como nuevos miembros a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay.
Observadores de China coinciden en que sumar a Arabia Saudita dará más fortaleza a la entidad financiera en momentos de gran incertidumbre en el mundo, el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania, y un movimiento a favor de la desdolarización de la economía global.
Ese paso igualmente podría allanar el camino hacia la entrada del estado árabe al Brics, cuyos integrantes discutirán en la cumbre presidencial de agosto la solicitud de ingreso de ese y otros aspirantes.
El banco del Brics lo preside desde abril pasado la brasileña Dilma Rouseff y tras crearse en 2015 aprobó 80 proyectos por alrededor de 30 mil millones de dólares en sectores como transporte, agua y sanidad, energía limpia, infraestructura digital y desarrollo urbano.
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