Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, 11 gobernantes estarán presentes en el evento que tendrá lugar mañana martes en esta urbe.
«Agradezco la calurosa acogida con que fuimos recibidos en Brasilia, capital de la República Federativa de Brasil. En las próximas horas estaremos desarrollando una agenda diplomática que refuerce la necesaria unión de los pueblos de nuestro continente. ¡Estar consciente!», publicó Maduro en redes sociales.
La Cancillería brasileña informó en un comunicado que Lula y Maduro deberán debatir los avances en el proceso de normalización de las relaciones bilaterales, iniciado el 1 de enero.
«En la reunión, los dos mandatarios deberán examinar temas prioritarios para la profundización del diálogo en todas las áreas de la relación», indicó la nota oficial.
Apuntó que, «en ese sentido, los presidentes tratarán de los resultados de la reciente misión multidisciplinaria a la capital venezolana, organizada por la Agencia Brasileña de Cooperación y que contó con representantes de más de 20 órganos gubernamentales brasileños».
De igual manera, «se prestará especial atención a los temas fronterizos, destacando la protección de las poblaciones que residen en esa franja, entre ellas los pueblos indígenas Yanomami».
La semana pasada, Lula recibió las credenciales del nuevo embajador venezolano en Brasil, Manuel Vicente Vadell, en un acto que formalizó el restablecimiento de las relaciones entre ambos países.
Vadell fue nombrado por Maduro, incluso antes de la toma de posesión del fundador del Partido de los Trabajadores, en diciembre pasado.
Después de la ceremonia, el mandatario venezolano manifestó que la normalización de los nexos entre Brasil y su país es «un gran paso» que constituye «un nuevo punto de partida para la consolidación de la unión entre los dos pueblos hermanos».
La presencia de un nuevo embajador venezolano en el gigante sudamericano concluye un período de tres años en que el país vecino no tuvo representantes diplomáticos reconocidos por el Gobierno brasileño.
Tal ausencia se debió a que la administración (2019-2022) del exmandatario Jair Bolsonaro decidió reconocer el gobierno paralelo del autodenominado presidente Juan Guaidó y, por consiguiente, a sus aliados como diplomáticos legítimos.
La llegada de Lula al poder puso fin a una política de hostilidades contra Caracas, iniciada por el Ejecutivo de Bolsonaro, que incluyó el cierre de la embajada de Brasil en Venezuela y la expulsión de diplomáticos venezolanos en este país.
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