El Ngillatuwe, como se denomina en idioma mapudungun a los lugares de culto, está ubicado en la comunidad Trablaco y es utilizado desde tiempos inmemoriales para la realización de ceremonias frente al mar.
Sin embargo en los años 80 del siglo pasado, durante la dictadura militar, se realizó una división arbitraria de los lindes de varias comunas y el centro perdió su cometido.
Luis Penchuleo Morales, director general de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), entregó los documentos correspondientes a los líderes de las comunidades que podrán utilizar este espacio para desarrollar y potenciar su cultura.
Explicó el funcionario que un eje fundamental del trabajo de la Conadi es precisamente la restitución de los sitios de significación espiritual para los pueblos originarios y las futuras generaciones.
Durante la ceremonia Francisca Huirilef Barra, Consejera Nacional Mapuche ante la institución, precisó que esto no es exactamente una entrega, sino el reconocimiento a un derecho.
Este siempre fue un espacio comunitario, agregó, pero la subdivisión hizo una asignación individual de la propiedad y por eso hoy valoramos su retorno como territorio de las comunidades que permanentemente han realizado ceremonias aquí.
Fabio Colihuinca Ñanco, del Lof (comuna) Remeco Budi, explicó cómo sus antepasados tuvieron la responsabilidad de guiar los rituales en ese Ngillatuwe, donde se ve una piedra alta en el mar que, de acuerdo con su cosmovisión, concentra todo el poder del océano.
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