En un comunicado conjunto explicaron que el acuerdo está concebido para crear sistemas de salud más sólidos y resilientes, y maximizar la colaboración y el impacto en apoyo de las respuestas nacionales, regionales y mundiales a las principales enfermedades transmisibles.
Está en consonancia con la Estrategia del Fondo Mundial para 2023-2028 y el Programa General de Trabajo de la OMS, que sitúan a las comunidades en el centro de la respuesta de salud y también abordan la preparación ante pandemias y los retos planteados por el cambio climático.
Además, se ajusta a las plataformas de colaboración más amplias para acelerar el apoyo a los países con el fin de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud y, en particular, con la cobertura sanitaria universal.
En opinión del doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, la ralentización de los progresos hacia el objetivo de poner fin a las epidemias de sida, tuberculosis y paludismo, que se ven agravadas por los nuevos retos sanitarios, impone una colaboración más estrecha entre ambos organismos.
A través de este nuevo marco, la OMS y el Fondo Mundial aprovecharán sus puntos fuertes comparativos en 35 áreas de colaboración divididas en cuatro categorías: Políticas de salud y orientaciones normativas, Promoción y gobernanza de la salud, Productos e innovaciones sanitarios, y Apoyo técnico y creación de capacidad.
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