Con el rey de la tierra batida ausente por lesión en su feudo de la Porte d’Auteuil, el español Rafael Nadal, nada mejor que un choque de generaciones entre su compatriota de 20 años, sediento de gloria, y el serbio, vencedor de mil batallas a sus 36 y con la meta de quedar solo como máximo ganador de los torneos Grand Slam.
La sede: la cancha central Philippe-Chatrier; la hora: a partir de las 14:45, hora local; los monstruos de ahora mismo en el llamado deporte blanco buscarán la final del domingo, el murciano Alcaraz con el número uno del ranking mundial y un Grand Slam en su vitrina, y el belgradense como tercera raqueta de la ATP y 22 coronas conquistadas, las mismas que Nadal.
Antes se han visto las caras apenas una vez, en Madrid, en mayo del año pasado durante las semifinales del Masters 1000, con la victoria del bisoño en más de tres horas y media de juego y mangas 6-7, 7-5 y 7-6.
Mejor no hablar de favoritismos y disfrutar un momento único, el fin de una era en el Roland Garros, el templo de la tierra batida (arcilla), o la ratificación de una leyenda aferrada a la cima ante la mirada atónita del dios Chronos.
Si vence Alcaraz, será el segundo mortal, después de Stan Wawrinka en 2015, en inscribir en oro desde el 2005 un nombre diferente en el Garros de París al de los tres grandes entre grandes del siglo XXI y la historia: Nadal (14 títulos), Djokovic (dos) y Roger Federer (uno).
El joven de 20 años vivirá un momento particular en esta capital, ya que nunca antes ha enfrentado en un Grand Slam al trío de gigantes.
Ambos tenistas llegarán al encuentro con apenas un set perdido en cinco presentaciones en la Ciudad de la Luz.
La otra semifinal de la jornada será a segunda hora entre el noruego Casper Ruud, cuarta raqueta mundial y subcampeón el año pasado del Roland Garros, y el alemán Alexander Zverev (27), un jugador que intenta regresar a planos estelares tras dos años de lesiones de tobillo.
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