Datos de la Oficina Nacional de Estadísticas y el Ministerio de Asuntos Civiles muestran que durante 2022 solo 6,8 millones de parejas formalizaron sus relaciones y ello representó 800 mil menos que en 2021.
Puntualizan que las cifras son aun más inferiores en las zonas más desarrolladas.
Expertos consultados por distintos medios de comunicación atribuyen el fenómeno a que las generaciones nacidas a partir de los 80 retrasan o renuncian al matrimonio por motivos como el aumento de los costos de vida y la educación infantil.
Indican que como la sociedad es cada vez más tolerante, para esos individuos casarse ya no es una necesidad y prefieren la “soltería de alta calidad” porque piensan más en sí mismo, desean vivir experiencias y tener solvencia propia.
Muchos, incluso dudan en mantener relaciones extramaritales.
En contraste con la baja de nupcias, China sufre desde hace años un elevado índice de divorcios con más de 10 mil parejas separándose cada día.
Según varios abogados, a sus oficinas mayormente jóvenes egocéntricos, incapaces de adaptarse a vivir con otra persona y hacer los compromisos necesarios para lograr el éxito matrimonial.
Además consideran que esos cónyuges actúan por impulso porque no aceptaron la unión con seriedad, no se aman lo suficiente y deciden romper las relaciones ante cualquier divergencia por muy trivial que sea.
Tales actitudes inciden negativamente en la necesidad del país de reponer las familias con nuevos descendientes, pues se prevé que la población alcanzará el pico de mil 442 millones de individuos en 2029 y luego sufrirá un gran declive por la combinación del rápido envejecimiento y la poca natalidad.
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