Por: Jorge Luna
Ese enorme desafío surgió, desde cero y contra todo pronóstico, al calor de la Revolución cubana y así nació Prensa Latina, bautizada inicialmente como “la agencia que hacía falta” y próxima a cumplir 64 años de ininterrumpida labor.
Fundada el 16 de junio de 1959, cuando transmitió al mundo sus primeros despachos por vía cablegráfica, la idea de que Cuba y América Latina tuvieran voz propia fue proyectada mucho antes, en plena guerra de guerrillas.
Fidel Castro percibió en fecha temprana la necesidad de comunicar desde las montañas los objetivos de la Revolución y también de responder a la desinformación de los medios estadounidenses, en especial de las agencias United Press International (UPI) y Associated Press (AP).
Según un informe de la Unesco, la UPI tenía 151 corresponsalías en Estados Unidos y 110 en el extranjero, mientras que la AP poseía 110 en su país y 57 en el exterior. Sumadas, contaban con más de 400 oficinas y miles de reporteros y distribuían noticias en 111 países en 48 idiomas.
Aun antes del triunfo del primero de enero de 1959, esos y otros medios circularon “fake news” sobre la lucha de los rebeldes y llegaron a publicar que Fidel Castro había muerto, entre otras mentiras.
El comandante Ernesto Che Guevara asumió con entusiasmo y habilidad esa tarea y, desde las montañas, creó, primero, Radio Rebelde que, en ciertos horarios, también alcanzaba algunos otros países caribeños, así como el denominado “Club de Prensa” para recibir a visitantes, con el cual coordinó en secreto el arribo de algunos periodistas extranjeros.
Esos reporteros subieron a la Sierra Maestra, entrevistaron a los jefes rebeldes y desmintieron las versiones que difundía la “gran prensa” dominante.
Además de una larga entrevista que le hizo a Fidel Castro en inglés el periodista del New York Times, Herbert Mathews, también lo hicieron latinoamericanos, como el argentino Jorge Ricardo Masetti, quien volcó sus experiencias en el libro Los que luchan y los que lloran, y que con posterioridad fue el primer director de Prensa Latina.
También fundador de la agencia, el uruguayo Carlos María Gutiérrez, autor del libro En la Sierra Maestra y otros reportajes, corrió grandes riesgos sin ser detectado por la dictadura de Fulgencio Batista. El periodista ecuatoriano Carlos Bastidas Argüello, sin embargo, fue asesinado tras bajar de las lomas a La Habana.
Al triunfar la Revolución, con la fuga del dictador Batista y la rendición de sus militares y represores, aumentaron las campañas hostiles contra el joven proceso político cubano, impulsadas, entre otros, por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
También participaron importantes diarios y revistas, como Life, Time, Newsweek y U.S. News and World Report, además de la AP y la UPI.
En la primera semana de 1959, llegaron a La Habana varios jóvenes periodistas, como el colombiano Gabriel García Márquez y los argentinos Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo, entre otros, dispuestos a colaborar con la difusión de la verdad sobre Cuba.
Durante una rápida visita a Venezuela en esos días, Fidel Castro adelantó la urgencia de contrarrestar esas tergiversaciones y otras sobre los nuevos movimientos progresistas latinoamericanos.
Junto a destacados periodistas cubanos, como Francisco V. Portela, primer corresponsal de Prensa Latina en Estados Unidos -luego hostigado y detenido por el FBI- entre varios otros, los latinoamericanos comenzaron a estructurar la propuesta.
Los días 21 y 22 de enero, Fidel Castro convocó a unos 400 periodistas en la denominada Operación Verdad, también conocida en la época como la mayor conferencia de prensa del mundo y denunció la campaña anticubana como “la más infame, más criminal y más injusta que se ha lanzado contra ningún pueblo”.
Subrayó, además, que “la prensa de América debería estar en posesión de medios que le permitieran conocer la verdad y no ser víctimas de la mentira”.
Considerada como la primera batalla informativa de la revolución, a la cita acudieron -además de decenas de destacados reporteros latinoamericanos- profesionales de 20 ciudades de Estados Unidos, de medios como Washington Daily News, The Baltimore Sun, Miami News y Cincinnati Enquirer.
Asimismo, la University of Toronto Press, de Canadá; el Daily Mail, del Reino Unido; el Jours de France, de Francia; El Nacional, Novedades y Excélsior, de México; y El Mundo y El Imparcial, de Puerto Rico.
Allí, los periodistas pudieron asistir a los juicios públicos contra los criminales de guerra y represores y entrevistar a Fidel Castro, quien insistió en la necesidad de que América Latina tuviera su propia agencia y ofreció su apoyo personal a esa iniciativa.
Muchos de los reporteros que entonces escribieron objetivamente sobre la realidad cubana vieron censurados sus artículos en sus países, mientras aumentaba la anticubana guerra mediática.
No obstante, en menos de cinco meses, la Agencia Informativa Latinoamericana, Prensa Latina S.A., quedó inaugurada y el gobierno estadounidense, sorprendido, le auguró apenas un mes de vida y lanzó contra ella toda su agresividad.
Fue en ese ambiente de amenazas que los fundadores y primeros corresponsales, trabajaron, con Masetti al frente, para establecer, solo en el primer año, unas 18 oficinas, especialmente en América Latina. Luego, siguiendo ese ejemplo, surgirían otros medios alternativos en la región.
En la heroica historia de Prensa Latina hubo altas y bajas a lo largo de más de seis décadas, hasta llegar hoy a convertirse en un reconocido centro multimedial de referencia internacional con casi 40 corresponsalías en los cinco continentes.
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