Henry, quien a mediados de este mes participó en la Cumbre de Jamaica para buscar soluciones a la crisis multifacética que enfrenta el país, también prometió trabajar con los firmantes del acuerdo gubernamental para la gobernanza pacífica a fin de ampliar la composición del Alto Consejo e incluir a otros miembros.
Además, reiteró su “determinación inquebrantable” de hacer todo lo posible para restablecer un entorno seguro, buscar estrategias para reforzar a la Policía y poner en marcha un Consejo Electoral Provisional que inspire confianza, “para que el pueblo haitiano pueda volver a tener voz y voto a la hora de elegir libremente a sus dirigentes”.
Las promesas de Henry tienen lugar tras el foro realizado en Kingston del 11 al 13 de junio en el cual los actores políticos y representantes de la sociedad civil no lograron llegar a un acuerdo que permita la recuperación de la crisis.
De hecho, varios participantes instaron al gobernante a realizar los cambios propuestos, y un sector abogó por el establecimiento de una nueva administración transitoria conformada por un colegio presidencial y un primer ministro.
Henry, por su parte, reiteró su llamado a un diálogo inclusivo y anunció que realizaría cambios al gabinete ministerial en aras de alcanzar un consenso mayor.
Casi dos años después del asesinato del presidente Jovenel Moïse, la crisis política de Haití no cede, a lo cual se suman los desafíos de seguridad con la proliferación de las pandillas y su control efectivo de vastos territorios ante una olicía sobrepasada.
La inseguridad alimentaria, cólera, éxodo masivo y la recesión económica completan el sombrío panorama de la nación caribeña, que lucha por levantarse.
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