Justamente en ese centro penitenciario las Fuerzas Armadas realizaron en la mañana un operativo de requisa y control de armas y explosivos, indicó el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI).
Sin embargo, en la tarde, cuando los agentes realizaban la revisión de los internos hallaron tres personas suspendidas, sin signos vitales, con presuntos indicios de ahorcamiento.
Durante la requisa efectuada encontraron armas de fuego, municiones, cocaína, teléfonos celulares, dinero, bebidas alcohólicas, entre otros objetos y sustancias prohibidas.
El hallazgo de reclusos muertos se ha vuelto frecuente en esta nación andina, donde la crisis carcelaria es un problema latente que ha costado la vida a más de 400 reos en masacres y otros conflictos dentro de las prisiones en los últimos dos años.
En un informe reciente, el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos descartó que esos aparentes suicidios sean la causa real de los fallecimientos y atribuyó los decesos a riñas y extorsiones al interior de los centros de detención.
Desde las cárceles, pandillas como Los Chone Killers, Los Choneros, Los Lobos y Los Tiguerones buscan controlar el tráfico de drogas en el país, mientras los agentes del orden público aseguran haber decomisado más de 150 toneladas de narcóticos en lo que va de año.
La situación de violencia también se ha trasladado a las calles, donde también las bandas criminales se disputan el control del narcotráfico, en especial en la zona de la costa, desde cuyos puertos sale la droga hacia Estados Unidos y Europa.
La crisis carcelaria y de seguridad se hace cada vez más evidente con frecuentes robos, asesinatos, extorsiones, secuestros, amenazas de bombas y otros crímenes, mientras la ciudadanía exige al Gobierno del presidente Guillermo Lasso acciones integrales para enfrentarla.
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