En el sitio que fue hogar en Ámsterdam del maestro del Siglo de Oro del barroco neerlandés son tatuados para la eternidad cada trazo de las pinturas más sobresalientes del virtuoso, con marcas indelebles, las cuales resultan muy buscadas por los visitantes como si fuera la mayor obra allí expuesta.
Según la galería, Rembrandt y la mundialmente famosa empresa de tatuajes Schifmacher & Veldhoen tienen mucho en común: ambos son maestros de su oficio y están profundamente arraigados en el ADN de Ámsterdam.
Lilian Rachmaran, trabajadora del museo, fue la primera persona que se sentó en la silla de Schiffmacher para dibujarse la versión de uno de los célebres bocetos de Rembrandt, de acuerdo con el museo.
Se trata de una obra representando a una elefanta asiática la cual, se cree, es la llamada Hansken que llegó por primera vez a Ámsterdam en 1633 como regalo para el Príncipe de Orange.
Fue un paquidermo famoso en Europa en el siglo XVII retratado en tres ocasiones por el artista.
El Museo Casa de Rembrandt (Rembrandthuis) se ubica en el inmueble donde vivió y trabajó de 1639 a 1658 en Ámsterdam.
Rembrandt Harmenszoon van Rijn, considerado uno de los pintores más importantes de los Países Bajos, tuvo su morada en dicha residencia y la conversión a museo ocurrió luego de la restauración que comenzó el 28 de marzo de 1907.
La Fundación Rembrandthuis, por iniciativa del pintor Jozef Israëls, adquirió la construcción antigua y emprendió su reparación hasta convertirla en galería, inaugurada en 1911 ante la presencia de la Reina Guillermina 1.
El museo posee 260, de alrededor de 290 grabados del artista, y a finales del siglo XX se construyó un nuevo edificio donde se encuentra la gran colección de dibujos y obra gráfica.
Se reconstruyeron, además, en la propia casa, los sitios habituales que ofrecen una visión sobre la vida cotidiana del ilustre personaje.
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