De acuerdo con analistas e instituciones públicas y privadas, la economía crecerá este año en 1,2 por ciento, desde 1,45 por ciento consensuado en mayo.
Se trata del séptimo ajuste consecutivo a la baja desde noviembre, cuando la proyección proyectada era de tres por ciento.
La persistente sequía figura como el principal factor de contención, aunque también se suman menor dinamismo de inversiones, de la llegada de turismo y los efectos en zonas fronterizas por la diferencia cambiaria con Argentina.
Por ahora el gobierno mantiene su pronóstico de crecimiento del producto interno bruto en el dos por ciento, aunque lo más probable es que la cifra cambie cuando este viernes el Ministerio de Economía y Finanzas remita al Parlamento su informe de Rendición de Cuentas.
La encuesta del BCU muestra un recorte en los augurios sobre la inflación, que para fin de año se espera sea de 6,95 por ciento, desde un 7,5 por ciento previo.
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