«Ellos (adversarios) nos acusan de comunista pensando que nos sentimos ofendidos por eso. Nos quedaríamos (molestos) si nos llamaran nazi, neofascista. Ahora, comunista, eso no ofende. Eso nos enorgullece», declaró Lula en el encuentro que se extenderá hasta el domingo bajo el lema Integración regional para avanzar en la soberanía latinoamericana y caribeña.
Durante su discurso, al comparar contendientes políticos en la región, el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) defendió que es «mucho mejor» un aliado político «cometiendo algunos equívocos».
Mucho mejor, precisó, «que tener alguien de derecha gobernando sin permitir siquiera que la gente tenga espacio para hacer crítica».
Refirió que «en Brasil, hemos aprendido. Cuatro años de extrema derecha (sin mencionar al exmandatario Jair Bolsonaro) fue una lección para todos nosotros».
Instó a organizarse, a trabajar «para resolver los problemas de la sociedad brasileña, sobre todo con la cuestión de la inclusión social, o la extrema derecha está ahí contando mentiras, utilizando fake news (noticias falsas), violando cualquier parámetro de dignidad para volver al poder», alertó.
El exsindicalista abogó por «ejercitar la democracia lo máximo posible», pues resulta importante, en la medida que establece la alternancia en el poder.
Lo consideró un ejercicio constante de victorias y derrotas que obliga a hacer concesiones.
Convocó a «vivir democráticamente en la diversidad», para enfrentar a la extrema derecha fascista que volvió a «crecer en todo el mundo».
Antes de la alocución de Lula, la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, ponderó la realización del foro que agrupa a partidos y movimientos de izquierda de 27 países de América Latina y el Caribe.
Reconoció que en el continente existen nuevos retos para la democracia y los pueblos, por la acción de movimientos de extrema derecha que «amenazan la propia idea de democracia».
Aludió a la tentativa golpista del 8 de enero en Brasilia, protagonizada por adeptos radicales de Bolsonaro que asaltaron las sedes de los tres poderes, en «un intento de golpe de Estado que escandalizó al mundo», con el objetivo de derrocar a Lula.
Este es el primer encuentro presencial del mecanismo de concertación después de la pandemia de Covid-19 y, según los organizadores, «llega en el contexto de un cambio de correlación de fuerzas en la región, con victorias electorales de izquierda en 10 países».
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