Temas como la colonización cultural y el fomento del mal gusto centraron los debates en la reciente reunión del Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), realizada esta semana en la capitalina Casa de las Américas.
Los asistentes compartieron sus criterios en torno al informe del encuentro, “La cultura como energía transformadora frente a la oleada colonizadora global”, ante la realidad que significa la hegemonía mediática y cultural que los centros de poder ejercen sobre millones de personas.
La alarma viene sonando desde hace varios años en cada encuentro de la Uneac con sus contrapartes de las instituciones del Gobierno cubano, en especial con respecto a la divulgación de productos de baja categoría de la industria del entretenimiento mundial en los circuitos de la radio, la televisión y las redes sociales.
“Me parece increíble que no seamos capaces de articular una política para recuperar la soberanía nacional sobre los consumos musicales en nuestro país”, señaló en la cita el cantautor Israel Rojas, líder de la agrupación Buena Fe.
La preocupación abarca además lo que sucede en muchas de las instalaciones turísticas del país, no pocas de ellas citadas como referente de lo que no se debe hacer en materia de promoción de lo mejor del talento artístico cubano e internacional.
Para el miembro del secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba Rogelio Polanco, presente en la cita, la descolonización cultural es una batalla de toda la sociedad y la institucionalidad, con nuestros intelectuales, artistas y creadores en la vanguardia.
En la sesión plenaria, el crítico y ensayista Víctor Fowler habló sobre la preservación de la identidad cultural, la apropiación de las nuevas tecnologías y la modernización permanente del pensamiento crítico en la lucha contra ese flagelo, de la que todos somos parte.
Según Rojas, “no será fácil dar esa batalla con nuestros recursos frente a la maquinaría cultural industrial globalizada, con nuestra estrategia y nuestros recursos digitales, con nuestras disposiciones jurídicas y el ordenamiento de una plataforma única de jerarquización, con nuestro propio hegemón”.
El artista criticó la manera en que se manejan las prioridades en el entorno musical cubano. No existe ordenamiento, ni reglamento, ni instrumento jurídico alguno que regule la circulación de la música, en el ya obvio e innegable mercado de la música cubana, opinó.
Acerca de la escasez de recursos, el artista llamó a aprovechar más el sistema de radio y televisión en poder la Revolución cubana, así como las empresas e instituciones dedicadas a la promoción del arte.
Se refirió además a la necesidad de establecer una plataforma digital vigorosa para recuperar la soberanía nacional en los consumos de la música en Cuba.
Acerca de la importancia que cobra cada día más el universo digital y el valor de su conocimiento, los participantes en la reunión propusieron realizar una campaña de ciberalfabetización para que el pueblo conozca y domine las tecnologías que están a su alcance.
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