Una colaboración internacional que involucra al Instituto de Investigación Infantil Murdoch, la Fundación Rockefeller, Mathematica y la Agencia de Seguridad de la Salud del Reino Unido, mostró cómo los diferentes países monitorean las aguas residuales durante los brotes de enfermedades infecciosas y dónde se pueden realizar mejoras.
Los investigadores analizaron datos de muestras de plantas de tratamiento, ríos, humedales y desagües abiertos de 43 países, en seis continentes, durante el año 2022.
En opinión de la profesora de Murdoch Children’s y de la Universidad de Melbourne, Julie Bines, la pandemia de la Covid-19 destacó la necesidad de sistemas de vigilancia de enfermedades sólidos y resistentes.
“A pesar de décadas de financiación dirigida a la vigilancia global de enfermedades infecciosas y señales de advertencia que provenían de fuentes de datos tradicionales y no tradicionales, gran parte del mundo fue tomado por sorpresa por la rápida propagación del SARS-CoV-2”, dijo.
Añadió que la pandemia pudo desarrollarse potencialmente de manera diferente si hubiera existido un sistema de vigilancia dedicado que estuviera en alerta constante, transmitiendo información sobre los patógenos que circulan en el medio ambiente en todo el mundo.
“Descubrimos que las pruebas de Covid-19 en aguas residuales eran una forma efectiva y objetiva de medir dónde se estaba propagando la enfermedad, y la mayoría de las muestras se procesaron en menos de cuatro días”, destacó Bines.
Añadió que con la atención y la inversión constantes, la vigilancia de las aguas residuales podría usarse como un sistema global de alerta temprana para brotes de enfermedades infecciosas.
“Para avanzar verdaderamente en el monitoreo de aguas residuales, necesitamos un marco global que incluya pruebas flexibles, captura e informes de datos mejorados, así como un monitoreo ético que no margine aún más a las comunidades desfavorecidas”, precisó la especialista.
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