Desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, el Sumo Pontífice se dirigió a las 12:00, hora local, a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, a quienes expresó que “supe con dolor que en Tierra Santa se derramaba otra vez sangre”.
“Espero que las autoridades israelíes y palestinas puedan retomar el diálogo directo, para poner fin a la espiral de violencia y abrir caminos hacia la reconciliación y la paz”, añadió el Obispo de Roma.
Unos mil soldados y 150 vehículos blindados israelíes iniciaron desde el lunes último la mayor operación militar en Cisjordania en los últimos años con el argumento de destruir a “un nido de terroristas”, como califican a los milicianos palestinos.
Durante esa ofensiva castrense, al menos 12 palestinos murieron, cinco de ellos menores de edad, y más de 140 resultaron heridos, en enfrentamientos durante los cuales también perdió la vida un soldado israelí.
El 8 de julio Kamal Abu Al-Rub, vicegobernador de la ciudad palestina de Yenin, al norte de Cisjordania, denunció que la ofensiva del Ejército de Israel contra el campamento de refugiados del territorio dañó además el 80,0 por ciento de las viviendas y destruyó las redes de agua, electricidad y teléfono.
El pasado 26 de febrero, tras rezar el Ángelus, Francisco se preguntó ante los feligreses en relación con esos enfrentamientos ¿cómo detener esta espiral de violencia?, y agregó que “renuevo mi llamamiento para que el diálogo prevalezca sobre el odio y la venganza” “para que encuentren el camino de la fraternidad y la paz”.
Previamente, el 29 de enero, alertó tras el rezo dominical que “la espiral de muerte que se acrecienta día a día no hace más que cerrar los pocos resquicios de confianza que existen entre los dos pueblos”.
“Hago un llamado a los dos Gobiernos y a la comunidad internacional para que encuentren, de inmediato y sin demora, otros caminos que incluyan el diálogo y la búsqueda sincera de la paz”, expresó entonces el Papa.
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