De momento las sospechas recaen sobre miembros de la etnia fulani, en su mayoría ganaderos de confesión musulmana, en conflicto con los campesinos cristianos y animistas por el uso de agua y zonas de pastoreo, que se han estrechado debido a la sequía que asola el área.
Además de las víctimas mortales hay un número crecido de heridos, según Tersoo Kula, portavoz del gobierno de Benue, uno de los 36 en que está dividido este vasto país del occidente de África, el más poblado del continente.
Ataques similares causaron la muerte de más de un centenar de personas en los últimos 12 meses, según estadísticas de la Policía en la zona.
De su lado, el gobernador del estado, Hyacinth Iormem, aseguró que el ataque no fue provocado e instruyó a las fuerzas de seguridad emprender la búsqueda de los sospechosos de la masacre.
El incidente sobreviene en una coyuntura desfavorable para el mandatario nigeriano, Bola Tinubu, quien apenas hoy asumió la presidencia pro tempore de la Comisión Económica de Estados de África Occidental y prometió mano dura contra los golpes de estado y reforzar la paz regional.
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