En los últimos cinco años el número de personas que sufren hambre aumentó en 122 millones debido a la pandemia y las repetidas crisis climáticas y conflictos, resaltó el último informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo.
De continuar esta tendencia no se alcanzará el Objetivo de Desarrollo Sostenible de acabar con el hambre para 2030, alertó el texto conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, la Organización Mundial de la Salud y el Programa Mundial de Alimentos.
Si bien en 2022 se observaron avances en la reducción del hambre en Asia y América Latina, siguió aumentando en Asia Occidental, el Caribe y en todas las subregiones de África, continente más afectado, donde una de cada cinco personas padecen hambruna, más del doble del promedio global.
Los expertos prevén que para 2030 casi 600 millones de personas seguirán pasando hambre, debido, entre otros aspectos, por la inseguridad alimentaria y la desnutrición.
El informe reveló que aproximadamente el 29,6 por ciento de la población mundial, equivalente a dos mil 400 millones de personas, no tenía acceso constante a los alimentos, medido por la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave.
Entre ellos, alrededor de 900 millones de personas se enfrentaban a una grave inseguridad alimentaria.
Mientras tanto, la capacidad de las personas para acceder a dietas saludables se ha deteriorado en el planeta: más de tres mil 100 millones de personas (42 por ciento), no pudieron permitirse una dieta saludable en 2021, es decir, 134 millones más que en 2019.
Millones de niños menores de cinco años continúan sufriendo desnutrición: en 2022, 148 millones (22,3 por ciento) tenían retraso del crecimiento, 45 millones (6,8) emaciación y 37 millones (5,6) sobrepeso.
El estudio analizó también el aumento de la urbanización como una megatendencia que afecta cómo y qué come la gente, pues prevé que para 2050 siete de cada 10 personas vivirán en ciudades, por lo que los expertos instan a tener en cuenta estas tendencias en su formulación de políticas.
Recomiendan que para promover de manera eficaz la seguridad alimentaria y la nutrición, las intervenciones políticas, las acciones y las inversiones deben estar guiadas por una comprensión integral de la compleja y cambiante relación entre el continuo rural-urbano y los sistemas agroalimentarios.
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