“Deseamos una América Latina, el Caribe y una Europa en paz. Que sus pueblos alcancen la paz que el modelo capitalista no le ha podido ofrecer, abandonando prácticas que en la historia pasada no han satisfecho una relación equitativa y complementaria entre nuestras regiones”, aseguró el mandatario al intervenir en el plenario.
Calificó la III Cumbre Celac-UE como un espacio de diálogo, que cobra relevancia particular en medio de la construcción de nuevos enfoques de integración en condiciones de igualdad, transparencia, complementariedad y mutuamente beneficiosas.
Advirtió que “hoy, en un mundo multipolar en construcción, las nuevas condiciones geopolíticas podrán dar la oportunidad a múltiples opciones de cooperación y alianzas sectoriales, regionales y continentales”.
El jefe de Estado afirmó que está convencido que la cooperación y el diálogo transparente y sincero entre los Estados y gobiernos de América Latina y el Caribe y Europa constituyen el cimiento fundamental para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la agenda 2030.
Ratificó que Bolivia impulsa su economía hacia el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, promueve y garantiza el aprovechamiento responsable y planificado de los recursos naturales, especialmente relacionados con la energía limpia, e impulsa su industrialización.
Arce arribó el domingo último a Bruselas para participar en el foro de jefes y jefas de Estado y de Gobierno Celac-UE inaugurada la víspera y cuya clausura está programada para este martes.
Considerados los principales escenarios de diálogo y cooperación entre Europa y América Latina y el Caribe, estas reuniones tienen como objetivo fortalecer las relaciones entre ambas regiones.
Este lunes, el presidente boliviano visitó la Universidad Católica de Lovaina, donde dialogó con autoridades académicas belgas sobre acciones para fortalecer investigaciones respecto a materiales críticos, estratégicos y tierras raras que abundan en la nación sudamericana.
Igualmente, intervino en la Cumbre de los Pueblos, reclamó de Europa un diálogo franco, incondicional y sin imposiciones para sellar acuerdos mutuamente favorables.
Enfatizó en que una importante señal para construir ese diálogo sería el inmediato levantamiento de las sanciones económicas que pesan sobre varios países latinoamericanos y caribeños, en alusión al perjuicio derivado de represalias de carácter económico, comercial y financiero como las que sufren Cuba y Venezuela.
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