Los investigadores de la Universidad de Tsukuba, Japón y de California en Irvine, Estados Unidos, evaluaron la función ejecutiva de los participantes en el estudio mediante una prueba Stroop.
Se trata de un test de referencia para la detección de problemas neuropsicológicos y daños cerebrales, el cual permite evaluar el fenómeno de la interferencia, íntimamente ligado a procesos de control inhibitorio.
Estos expertos valoraron la actividad del córtex prefrontal durante la tarea mediante espectroscopia funcional de infrarrojo cercano antes y después de la intervención.
Los resultados revelaron que el grupo de ejercicio mostró una mejora significativa de la función ejecutiva en comparación con el de control.
Fueron analizados los datos por edades y los beneficios de la actividad física leve fueron especialmente pronunciados en el grupo de adultos mayores entre 68 y 78 años.
El mecanismo cerebral subyacente a esta mejora implicaba un aumento de la activación eficiente del córtex prefrontal.
Estos resultados -publicados en sitio Europapress- sugieren que tres meses de ejercicio leve pueden reforzar las redes funcionales del cerebro, permitiendo que el córtex prefrontal se utilice de forma más eficiente durante la prueba Stroop.
Este descubrimiento confirma el impacto positivo de la actividad física leve en la mejora de la función cognitiva entre los adultos mayores, que por lo general tienen un bajo nivel de forma física y una limitada motivación para realizarla.
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