El Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI), dio a conocer que, tras los disturbios entre los grupos delictivos allí, se han reportado motines en las cárceles de Azuay, Cañar, Cotopaxi y El Oro, donde existen agentes de seguridad penitenciaria retenidos.
La tarde de este domingo, el exministro de Energía y Minas de la nación sudamericana, Xavier Vera, quien se encuentra recluido en El Litoral por presunto delito de cohecho, alertó sobre el peligro que enfrenta su vida debido a los disturbios que, según el exfuncionario, llevan más de 17 horas sin cesar.
Vera responsabilizó al Estado por cualquier daño que pueda sufrir en la cárcel más peligrosa de Ecuador.
Asimismo, cuestionó la inseguridad y la falta de protección para los presos en los reclusorios del país.
Medios locales denuncian que la inseguridad se mantiene latente en el centro penitenciario, contrario a lo dicho por el SNAI, que alegó haber controlado los disturbios de este sábado en El Litoral.
Sin embargo, la madrugada de este domingo, varias detonaciones y disparos al interior de la cárcel despertaron a los vecinos del lugar.
Por su parte, el ministro del Interior, Juan Zapata, ordenó la activación de los protocolos de seguridad en todas las cárceles de Ecuador e informó que se están coordinando acciones desde el Puesto de Mando Unificado para abordar la crisis en la prisión y restablecer el orden.
Desde las cárceles, pandillas como Los Chone Killers, Los Choneros, Los Lobos y Los Tiguerones buscan controlar el tráfico de drogas en el país, mientras los agentes del orden público aseguran haber decomisado más de 150 toneladas de narcóticos en lo que va de año.
La Penitenciaría del Litoral ha sido escenario de algunas de las masacres más grandes registradas en las cárceles de Ecuador desde 2020, en las que han muerto asesinados más de 450 presos, producto de enfrentamientos entre bandas rivales que se disputan el control interno de los centros de reclusión.
Ecuador sufre una crisis carcelaria y de seguridad, que el Ejecutivo atribuye a las disputas entre bandas criminales por el control del tráfico de drogas.
La situación de violencia también se ha trasladado a las calles, en especial en la zona de la costa, desde cuyos puertos salen los narcóticos hacia Estados Unidos y Europa.
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