En declaraciones transmitidas por el canal Teleamazonas, el especialista advirtió que para enfrentarla es necesario un trabajo conjunto entre el Gobierno, el Estado y el sector Legislativo, incluso se debería involucrar al sector privado.
Un elemento al que hay que poner mucho cuidado, es que a estos criminales no solamente les interesa el poder económico, del narcotráfico, de la trata de personas, del comercio de armas, sino también el poder político, alertó Acero.
La ola de violencia que afecta hoy al país andino tiene como blanco en los últimos meses a figuras políticas, tanto en funciones como en época de campaña.
Los atentados contra autoridades y candidatos se vuelven cada vez más frecuentes en el país andino, sobre todo en las provincias costeras donde radican las principales bandas delictivas que operan en la nación sudamericana.
La última víctima fue el alcalde de la ciudad de Manta, Agustín Intriago, asesinado a tiros la tarde de este domingo mientras participaba en la entrega de obras en un barrio de esa urbe en la provincia de Manabí.
Mientras tanto, la crisis carcelaria continúa en ascenso tras los disturbios que iniciaron este sábado en la penitenciaría del Litoral, en la ciudad de Guayaquil, en la provincia de Guayas y se han extendido a otros centros de retención en todo el territorio nacional.
Este martes, un contingente militar y tanques blindados ingresaron al Litoral, el reclusorio más grande de Ecuador pues aún no logran controlar la situación al interior de esa cárcel, donde continúan las explosiones y los disparos, de acuerdo con los vecinos del lugar.
La intervención ocurre luego de que el presidente Guillermo Lasso decretara el estado de excepción en todas las cárceles del país por 60 días.
Desde el año 2020 las cárceles de Ecuador han sido escenario de múltiples masacres en las que más de 450 presos perdieron la vida como consecuencia de enfrentamientos entre bandas rivales.
El Ejecutivo atribuye esos motines a las disputas entre bandas criminales asociadas al tráfico de drogas por el control de las prisiones.
La situación de violencia también se ha trasladado a las calles, en especial en la zona de la costa, desde cuyos puertos salen los narcóticos hacia Estados Unidos y Europa.
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