Naciones Unidas inició una operación para desactivar lo que podría ser la bomba de relojería más grande del mundo, anunció en un comunicado difundido aquí el secretario general del organismo, António Guterres.
Esta es una misión en la que todos participan y la culminación de casi dos años de trabajo político preliminar, recaudación de fondos y desarrollo de proyectos, subrayó.
Por su parte, el representante de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios en Yemen, David Gressly, explicó en su cuenta en Twitter que la operación durará “menos de tres semanas”.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) adquirió este año el petrolero Nautica para retirar el crudo del Safer.
Según diversas fuentes, el Safer podría verter cuatro veces la cantidad de crudo expulsada en 1989 por el navío Exxon Valdez, frente a las costas de Alaska.
Ello sería fatal para las comunidades pesqueras de la zona y provocaría el cierre de los puertos de Hodeidah y Saleef, esenciales para importar productos vitales al país, donde al menos 17 millones de personas necesitan asistencia humanitaria de la ONU y de diversas organizaciones no gubernamentales.
Se calcula que el costo del derrame superaría los 20 mil millones de dólares, sin incluir las pérdidas globales por las interrupciones en el transporte marítimo a través del estrecho de Bab al-Mandab hacia el canal de Suez.
Ante esa situación, el PNUD se vio obligado a adquirir un barco porque nadie se ofreció a donar un petrolero y ninguna empresa estaba dispuesta a arrendar uno por temor a perderlo debido al conflicto en este país, reveló recientemente Gressly.
Construido en 1976 y utilizado durante años como almacén de combustible, el Safer está anclado frente a las costas de la nación desde 1988, pero las labores de descarga y mantenimiento fueron interrumpidas en 2015 después por el inicio de la guerra y ahora se encuentra muy deteriorado.
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