El impacto negativo de esos sucesos extremos se evidencia en el estado de los ecosistemas forestales económicos, ecológicos, sociales y culturales.
De acuerdo con publicaciones internacionales, anualmente se queman no menos de 12 millones de hectáreas de bosques.
Los principales daños que originan tales incendios se observan en la producción y calidad de los productos maderables, destrucción del paisaje y severas afectaciones económicas y ambientales a la sociedad y la naturaleza.
En cuanto a la definición de un incendio forestal, expertos canadienses lo definen como todo aquel que se propague en el bosque y que no se utilice en el manejo de este último.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por su parte, lo define como aquel fuego que ocurre sobre la vegetación silvestre, excepto los que están bajo prescripción.
Actualmente existe una elevada preocupación global y local acerca de los incendios forestales, los cuales son cada vez más frecuentes debido al creciente calentamiento ambiental.
Las causas principales de esos sucesos tienen que ver con la actividad irresponsable o el descuido humano.
Al respecto, los expertos ponen como ejemplo el hecho de que los agricultores, en su afán de preparar la tierra al menor costo posible, originan la mayor parte de los incendios forestales.
La población urbana, con muy poca idea del peligro que esos sucesos representan, los generan con las colillas de cigarrillos y hogueras mal apagadas por excursionistas. También se encuentran entre sus causas la quema incontrolada de basura.
Algunos organismos internacionales cifran en más de 100 mil millones de dólares las pérdidas económicas causadas por esos fenómenos anualmente.
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