“Las milicias de colonos armados están operando con el apoyo y la protección del ejército de ocupación y de los ministros del gobierno de (Benjamin) Netanyahu”, denunció en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados.
Este es un resultado directo del terrorismo de estado organizado por ese país, subrayó el texto.
Por ello, la Cancillería instó al mundo a presionar a Israel para obligarlo desmantelar esos grupos.
El pasado mes el ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, consideró buenas personas a los colonos que atacaron e incendiaron propiedades palestinas en varias aldeas cisjordanas.
“La mayoría de ellos son chicos dulces”, afirmó Ben-Gvir durante una reunión para abordar la violencia de los extremistas, que provocó una ola de repudio internacional.
La violencia de los habitantes de esos asentamientos ilegales contra los palestinos es otro método más que utiliza el país para controlar la tierra en la Ribera Occidental, según el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados (B’Tselem).
Ellos ejecutan una variedad de actos que incluyen agresiones físicas, lanzamiento de piedras, amenazas y hostigamiento, daños a árboles y cultivos, vandalismo de automóviles, bloqueo de carreteras e incluso disparos de munición real, alertó B’Tselem.
Según denunció recientemente el primer ministro palestino, Mohammad Shtayyeh, más de 751 mil colonos viven en la ocupada Cisjordania, incluida Jerusalén Este.
En la Ribera Occidental hay 285 asentamientos israelíes, precisó el jefe de Gobierno, tras recordar que son considerados ilegales por la comunidad internacional.
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