El envío de solicitantes de asilo a ese buque sin motor, atracado en el puerto de la isla de Portland, al sureste de Inglaterra, desde mediados de julio, forma parte del plan del ejecutivo destinado a la reducción de los costos de alojamiento y manutención.
Perteneciente a la compañía de operaciones marítimas y de envío Bibby Line, el barco acoge a las personas que llegan al país europeo mediante el Canal de la Mancha e, inicialmente, acomodará a un grupo de 50 hombres a la espera de su proceso de asilo en Reino Unido.
La barcaza es un edificio de tres plantas, con una longitud de 93 metros y espacio para 506 huéspedes, más del doble de la capacidad del buque cuando resultaba el albergue de los trabajadores de las empresas de energía en alta mar.
Precisamente, la modificación de las 222 cabañas originales, la incorporación de literas y el uso de áreas comunes para habitaciones, originó el rechazo en, al menos, 50 organizaciones no gubernamentales y activistas individuales.
Los detractores consideraron ese plan gubernamental como cruel e inhumano por, entre otras razones, la ausencia de medidas de seguridad contra incendios para tan elevada cifra de personas y las condiciones de detención parecidas a las de una cárcel.
Sumado a ello, la decisión cuenta con el descontento de las administraciones locales y los vecinos de la isla, quienes valoran el posible impacto negativo en los servicios públicos dentro de una localidad con alrededor de 13 mil habitantes.
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