«Es un bioma de interacciones complejas que requiere medidas complejas y se enfrenta a una serie de amenazas ahora. Hay necesidad de una deforestación cero en 2030 y combate a ilícitos y crimen organizado en nuestros territorios», señaló Moreira en la IV Cumbre de la Amazonia que se celebra en Belém, capital del norteño estado de Pará.
Al citar al científico brasileño Antonio Donato Nobre, pionero sobre la teoría de los llamados ríos voladores, que llevan humedad desde el Amazonas hacia el Centro Oeste hasta la cuenca del Plata, la abogada boliviana alertó que la destrucción del bosque está comprometiendo ese servicio natural.
«Tenemos que superar la visión de que los bosques tropicales son solo un grupo de árboles», refirió e indicó a que los pueblos amazónicos deben ser injertados como parte de la selva y de la solución a sus problemas.
Apuntó que la OTCA encargó recientemente una investigación transnacional para identificar los principales obstáculos para el desarrollo sostenible en la reunión.
«Este estudio muestra que las brechas socioeconómicas y el problema de la desigualdad produce ineficiencia para el desarrollo de la región», precisó.
También admitió que la OTCA debe pasar ahora por un proceso de fortalecimiento, pues enfrentó «choques que pusieron en duda su funcionalidad, pero el organismo mostró su verdadero carácter, que superó crisis políticas y financieras».
Ponderó que la entidad logró completar el proyecto del Observatorio Regional Amazónico, que observa la cuenca amazónica en tiempo real, y agradeció la ayuda del Gobierno del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para construir una sede física.
Convocada por Lula, la cumbre, que se extiende hasta mañana, busca que los ocho países (Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela) que conforman la OTCA alcancen una posición unificada sobre la preservación de la Amazonia para presentarla en la cumbre climática (COP28), prevista para noviembre venidero, en los Emiratos Árabes Unidos.
Al respecto, Moreira evocó que, en el bioma, el reto social también está presente, pues allí residen unos 50 millones de personas, entre ellas «400 pueblos indígenas de los 800 que viven en toda América».
Según la jurista, esas poblaciones sufren por el acceso al agua potable, a la salud, a la gestión de residuos y a la internet, por los altos niveles de desigualdad que enfrenta la región amazónica.
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