La semana pasada, un hombre que supuestamente planeaba un atentado contra Lula en la ciudad Santarém, norteño estado de Pará, fue detenido por la PF. Dos días después, fue liberado por la justicia.
Según el portal UOL, la PF recibe acusaciones y sigue incluso por las redes sociales posibles agresiones físicas o morales al exsindicalista.
Precisa que la orientación, si el indicio se considera factible, es actuar rápidamente y con firmeza en la parte que corresponde a la fuerza del orden público.
Lo anterior se debe a que la protección personal de Lula es responsabilidad del Gabinete de Seguridad Institucional.
El sitio apunta que, en la evaluación de integrantes del órgano, la atención para medidas de custodia está volcada para la prevención de los ataques, pero también estar alerta para los que puedan venir sin previsión.
UOL alude que el granjero Arilsson Strapasson estaba en una distribuidora de bebidas cuando informó que dispararía a Lula durante su visita Pará, donde encabezaría desde este martes la IV Cumbre de la Amazonia.
«Le voy a disparar en el abdomen», amenazó y el mismo día la Policía interrogó a un agente de seguridad privada que expresó intenciones similares de homicidio a través de plataformas digitales.
La denuncia de la intimidación de Strapasson llegó a la PF y su abogado, Fabio Dutra, declaró al diario Folha de Sao Paulo que el ranchero «hizo un comentario, pero no en tono de amenaza».
De acuerdo con el portal, se cumplen rigurosamente los protocolos de seguridad, que incluyen hacer un previo reconocimiento de todos los ambientes en que el gobernante estará, transitar a los eventos en carro blindado, entre otros.
Respecto a las amenazas, Lula respondió que no tiene miedo.
«Ustedes conocen la noticia de que la policía detuvo a un ciudadano en Santarém que dijo que iba a matarme, y a otro en Belém que también dijo que iba a matarme. Si yo tuviera miedo no hubiera nacido, si tuviera miedo no sería presidente de la República. Mi madre decía: perro que ladra no muerde», sentenció.
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